Felipe Medina, secretario general técnico de ASEDAS y socio de APRI

La crisis del coronavirus ha supuesto un reto sin precedentes para el sector de la distribución alimentaria. Como dicen los empresarios del sector, hemos tenido que cambiar en marcha las piezas de un coche que circulaba a 200 kilómetros por hora para atender las demandas de la sociedad. Dentro del proceso de transformación apresurada al que nos ha obligado la crisis sanitaria, desde ASEDAS hemos visto a las empresas hacer cosas increíbles. Entre ellas, podemos destacar la capacidad de fijar rápidamente nuevos y ambiciosos objetivos; de adaptar con velocidad medidas de protección para clientes y trabajadores y reorganizar la actividad en tiendas y almacenes para hacerlas más seguras; de participar en el trabajo colaborativo llevado a cabo por el conjunto de la cadena agroalimentaria para lograr que España haya sido el país con mayor seguridad logística; y de mantener constantemente informados a trabajadores y clientes.

Especialmente en los primeros momentos de la crisis, todo ello se ha hecho en un clima marcado por la incertidumbre y por la falta de precedentes. Pero las empresas de distribución alimentaria han conseguido responder a las necesidades de una población sometida a una gran presión y, en muchas ocasiones, anticiparse a ellas. En este entorno, la gestión de las relaciones institucionales y el trabajo coordinado y compartido con las empresas de ASEDAS ha jugado un papel fundamental para ayudar a tomar decisiones y afrontar esta crisis sin precedentes. Las líneas de comunicación que se han mantenido abiertas desde el primer momento han tenido tres grandes ejes: el institucional, el internacional y el sectorial.

En lo referente al institucional, ante una situación inédita desde todos los puntos de vista, incluido el legislativo, el constante diálogo con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, así como con las Consejerías de Comercio de las Comunidades Autónomas, nos ha permitido trasladar a las autoridades las necesidades concretas del sector y tomar nota de la manera en que mejor podíamos ayudar en estos momentos tan difíciles. La redacción de las guías de comercio, que se han convertido en un documento fundamental para poder funcionar como sector, han sido fruto de un diálogo enriquecedor para todos y han tenido como resultado que pudiéramos transmitir tranquilidad y confianza a la población desde el primer momento.

La estructura de una organización como ASEDAS, con organizaciones territoriales en todas las Comunidades Autónomas que conocen muy bien las necesidades y características propias de cada región y que mantienen un contacto cercano con las instituciones, se ha demostrado imprescindible para actuar con eficacia en cada territorio, por ejemplo, con iniciativas de ayuda alimentaria o de colaboración con productores locales muy afectados por el cierre del sector horeca, pero también con todas las administraciones locales y las fuerzas y cuerpos de seguridad.

En el marco internacional, el contacto con organizaciones empresariales de países –como Italia- que iniciaron el confinamiento antes que nosotros nos ha sido de gran ayuda tanto para anticipar en lo posible el comportamiento del consumidor y de las autoridades sanitarias para saber qué tipo de medidas de protección se estaban aplicando en el comercio. Gracias a este intercambio, podemos decir que, en ocasiones, nos hemos podido anticipar buenas soluciones a los problemas que vendrían e incluso a la propia legislación española.

La relación con otros actores del sector agroalimentario también ha sido un factor clave para evitar que la alimentación fuera un problema añadido en esta crisis. Ello ha sido posible gracias a la colaboración y al altísimo nivel mostrado por el conjunto de la cadena de valor alimentaria. Productores, cooperativas, industria alimentaria, transportistas y distribución han funcionado como un engranaje totalmente engrasado y han demostrado que el establecimiento de relaciones estables y con bases firmes es el camino a seguir en beneficio de todos, pero sobre todo del consumidor.

Para concluir, en estos días hemos tomado conciencia de que la recuperación no se puede abordar en solitario, sino que la participación de todos los sectores de la economía, de las organizaciones empresariales y sindicales y de las administraciones en todos sus niveles –incluido el europeo- es fundamental recuperar con rapidez la actividad económica de la manera lo más amplia posible. Tras haber ayudado a otros sectores en la vuelta a la actividad durante el proceso de desescalada, ahora es momento de trabajar en el diseño de las medidas necesarias para, desde nuestra experiencia, contribuir a una rápida y eficaz recuperación económica.

Pedro Claver, especialista en Comunicación Institucional y Asuntos Públicos y socio de APRI

Para entender el papel que está desempeñando la farmacia comunitaria en esta emergencia sanitaria, lo primero que hay que hacer es señalar, muy brevemente, su marco legal. Tanto la Ley 16/1997, de 25 de abril, de regulación de servicios de las Oficinas de Farmacia, como la Ley 29/2006 de 27 de julio, de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios, definen las farmacias como “establecimientos sanitarios privados de interés público”, que además están sujetos a la planificación sanitaria que establezcan las Comunidades Autónomas. Y, por supuesto, los sucesivos Decretos del Gobierno y Órdenes del Ministerio de Sanidad que han ido regulando el Estado de Alarma han reconocido la condición de la farmacia comunitaria como un establecimiento sanitario esencial. Una normativa y una crisis sanitaria sin precedentes que ha posicionado a la red de 22.071 farmacias en la primera línea de frente. Desde el minuto cero, la Organización Farmacéutica Colegial fue consciente de que una situación excepcional requiere medidas excepcionales. Incluso antes de la declaración del Estado de Alarma, ya se trasladó a las autoridades sanitarias una serie de propuestas con dos claros objetivos: aliviar la tensión y sobrecarga de trabajo de otros recursos del Sistema Nacional de Salud; y garantizar la prestación farmacéutica a toda la población, evitando el mayor número de desplazamientos posibles. Entre las medidas ya implantadas en un importante número de Comunidades Autónomas destacan la entrega de medicamentos a domicilio a personas mayores y colectivas de riesgo; la dispensación en farmacia de medicamentos que hasta este momento los pacientes, normalmente pertenecientes a grupos de riesgo, exclusivamente podían recoger en hospitales; o el reparto de mascarillas a través de la tarjeta sanitaria individual a más de 21 millones de españoles.

En lo social, se han impulsado iniciativas como mascarilla-19, implantada en más de 16.000 farmacias y destinada a prestar ayuda a víctimas de violencia de género y que ha sido exportada a países como Francia, Argentina o Chile; o la colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Estado en la detección de personas pertenecientes a colectivos vulnerables y que han dejado de retirar su medicación habitual, señal de que pueden necesitar ayuda. Pero como lo que no se mide, no se puede mejorar, la Organización Farmacéutica Colegial ha querido conocer la valoración del Papel de la Farmacia en la Crisis del COVID-19 a través de un estudio realizado por GAD-3. Destacaré dos datos: más de 30 millones de españoles fueron a una farmacia durante el primer mes de confinamiento; de los cuales más de 5,5 millones lo hicieron por motivos relacionados con el coronavirus; y un 91,3% de los ciudadanos valora positivamente la actuación de la farmacia en la crisis.

En resumen, se ha demostrado que el modelo español de farmacia ha sido clave en la respuesta sanitaria al coronavirus; que el farmacéutico es el profesional sanitario más accesible; y que ningún ciudadano se ha quedado sin su medicamento, pues incluso en peor momento de la crisis ha estado operativa el 99,8% de la red de farmacias. Pero ahora se trata de mirar al día después. La Organización Farmacéutica Colegial siempre lo hace, pero ahora con más intensidad que nunca. Como recordaban algunos de los mejores profesionales de los Asuntos Públicos que hay en España, el ritmo y alcance de los cambios normativos producidos en los dos últimos meses -y que continuarán durante bastantes más- solo es comparable con lo ocurrido en 1978, cuando se aprobó la Constitución, o en 1986, cuando España ingresó en la Unión Europea. A 17 de mayo según El País ya se habían superado las 209 normas. Simultáneamente, se ha producido un vuelco de la opinión pública respecto a determinados sectores, como el delivery, que han fortalecido su posición; mientras otros que eran auténticos motores de progreso, como el turismo, han entrado en hibernación. Y todo esto en un escenario en el que la disminución de ingresos fiscales y crecimiento del gasto público, antes o después, obligará a importantes ajustes. Estos factores nos indican que los asuntos públicos se han vuelto más importantes que nunca. Se está actuando por la vía de los hechos, y lo que en otras ocasiones hubieran sido decisiones fruto de un amplio debate y un largo trámite parlamentario, se adoptan en pocos días, incluso horas, aunque luego haya que rectificar.

En este contexto conviene adelantarse a los acontecimientos y tener un relato construido. En la profesión farmacéutica se lleva tiempo trabajando. Por un lado, la Organización Farmacéutica Colegial ha elaborado una Estrategia de la Farmacia durante el desescalado, integrada por 24 propuestas concretas, que recogen las inquietudes de las más importantes organizaciones de pacientes con las que se han mantenido encuentros, y que nuevamente se trasladó a las autoridades sanitarias. Por otro, hay que estar muy atento a la actividad de la Comisión de Reconstrucción del Congreso, y a otros organismos decisorios y reguladores. Y es que una de las asignaturas pendientes es la reconstrucción de nuestro Sistema Nacional de Salud. Se están fijando las reglas del juego para todo el sector sanitario para los próximos años. En consecuencia, es momento de poner en valor todo lo que la Farmacia aporta al Sistema Nacional de Salud en términos de salud y bienestar, pero también en términos de sostenibilidad, y sin olvidar su importante y creciente función social.  

Aquí es donde, a partir de ahora, hay que concentrar los esfuerzos, a través de  un discurso tan realista como sincero, y siempre marcado por una actitud constructiva, sabiendo que el futuro será muy diferente, y teniendo siempre muy presente la teoría de Darwin: “las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.

Consultor del sector agroalimentario en el Unión europea y socio de APRI

Mucha información está circulando sobre los efectos económicos macro de la pandemia.

En estas notas quisiera tomar distancia sobre lo inmediato y compartir algunas reflexiones – acertadas o no, y desde luego incompletas – sobre lo que puede venir más adelante. Es evidente que ya nada será lo que es, asi que voy a intentar poner luz en algunas cuestiones y siempre desde una perspectiva positiva, porque creo que si somos inteligentes, podremos aprender de los errores y construir algo mejor. Algunos pensarán incluso que soy demasiado positivo, pero no olvidemos que “ el optimismo genera riqueza”…

Todo lo que sigue es fruto de la reflexión sobre el fondo de los acontecimientos que estamos viviendo, siguiendo el método mas simple de gestión de crisis que alguna vez en mi vida profesional me ha tocado vivir : documentarlo todo, y una vez pasada, sentarse a reflexionar que debemos mejorar, y como hacerlo.

1 TENDREMOS RAZONES PARA FORTALECER EL MULTILATERALISMO

Hasta hace pocos años, las Organizaciones internacionales cumplían mal que bien su rol de colaboración y coordinación de los países en temas de interés global, e incluso se avanzaba en el desarrollo de marcos comunes de actuación: la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de la Salud,…El nuevo escenario en el que nos encontramos se basa en la primacía de dos grandes potencias , Estados Unidos y China.

Cuando surge la pandemia nos damos cuenta que la OMC está paralizada porque los Estados Unidos la han bloqueado, y es ahora más que nunca cuando necesitamos que los países no pongan trabas innecesarias al comercio,…Dicho sea de paso, la guerra comercial en la que se han enfrascado no hace sino agravar la situación de sus economías porque las importaciones son mucho más caras con los aranceles compensatorios impuestos, lo que no ayuda a generar valor, encarece las importaciones y daña a sectores específicos de sus economías.

Otro tanto pasa con la OMS,…un organismo internacional critico en la situación actual pero que no tiene competencias para ordenar de manera global la respuesta al coronavirus, y simplemente puede hacer seguimiento, intercambio de buenas prácticas, estudios, coordinar la investigación,…

Primera lección. La economía global necesita de organismos internacionales fuertes, en los que todos los países estén representados en función de su peso, y que puedan coordinar y orientar respuestas globales a problemas globales. Esta desiderata incluye por cierto que sean más transparentes y tengan control político.

2. LA GLOBALIZACION HA DEJADO AL AIRE SUS DEBILIDADES    

No creo que la globalización haya fallado como algunos apuntan, creo simplemente que ha sacado a la luz sus fragilidades. La globalización ha sido durante mucho tiempo sinónimo de crecimiento, y ha permitido crear cadenas de valor globales en las que la especialización ha llevado a mejorar la eficiencia y creación de valor.

Pero también ha creado un complejo entramado de interdependencias con un alto grado de especialización que a veces hace difícil la sustitución. Cuando el sistema se tensiona como es el caso en el material médico por ejemplo o en el sector del automóvil por poner otro caso, nos lleva a situaciones en algunos casos dramáticas. La producción mundial de este último trimestre de ordenadores portátiles ha descendido un 50%, y la de smartphones un 15.

Y esta es su fragilidad. Hace años que los stocks desaparecieron de los almacenes o se redujeron al mínimo, y ahora debemos afrontar una tensión mundial bajo el principio del just in time…

Seguro que estos acontecimientos han de servirnos para profundizar en la coordinación de las cadenas de valor – controlar hasta los proveedores del ultimo nivel-, pero sobre todo, para buscar alternativas – quizás no tan lejanas- , que aseguren el funcionamiento de industria y servicios.

3 DEMOS LA BIENVENIDA YA A LA GEOPOLITICA Y LA GEOCONOMIA

Del comentario anterior podemos sacar también conclusiones políticas: Estados Unidos ha perdido ventaja en el liderazgo mundial. Mientras ellos están en la antesala de la pandemia, China ya se está recuperando y empieza a abrir fabricas, centros comerciales,…a reactivar su economía. Han perdido semanas cruciales con el “Kung – Flu” como se ha llegado a llamar al coronavirus en Estados Unidos, y ahora China les lleva una ventaja crucial.

El liderazgo global no se ejerce hoy con armas sino con tecnología, intereses económicos y financieros, innovación, avanzándose a los acontecimientos… precisamente la definición de la geoeconomia: “ la guerra por otros medios”. 

O como dijo Benjamin Constant ,filósofo y político franco-suizo del siglo VXII, “ la guerra y el comercio son dos formas diferentes de llegar a lo mismo, que es la posesiones de lo deseado”.

Y ojo, esto implica directamente a las empresas y sus cuentas de resultado, por si alguien no se había dado cuenta aún.

4 EUROPA

Es verdad que Europa ha llegado con cierto retraso, pero no tanto como algunos plantean. Las competencias de la Unión son las que son – las que le han dado los estados miembro ,más concretamente -, así que poco más de lo que se está haciendo en materia de salud se puede hacer si no tiene competencias plenas en la materia…

En el resto de asuntos, ya ha dicho que “hará todo lo que sea necesario” para salir de la crisis y ya está preparando medidas de choque y diseñando un nuevo presupuesto y políticas de reactivacion para la salida.

El gran problema está por un lado en que los Estados miembros miran más a lo que pasa en sus países que a construir respuestas comunes a un problema común, y que la crisis nos ha cogido con una Unión económica y Monetaria a medio construir…

Vienen momentos inciertos, pero precisamente por esta razón Europa tiene que actuar en común y buscar soluciones comunes. Hoy más que nunca es verdad que la solución de Europa es más Europa. Y a los críticos o escépticos les preguntaría que sería de España, hoy, fuera de la UE…Mejor ni imaginarlo.

5. LA SEGURIDAD EN EL PRIMER PLANO,Y EN DOS VERTIENTES.

Muchas empresas contaban hace tiempo con manuales de crisis (básicamente de reputación) y planes de contingencias, sobre todo las grandes compañías. Pero muchísimas otras no. Es más, incluso en las que todo estuviera procedimentado, me cuesta creer que hubieran previsto una pandemia con los efectos de esta.

Si el ámbito de la seguridad en las empresas era un área estratégica que crecía en los últimos años ( ciberseguridad, terrorismo,…), todo indica que lo será más en los próximos años, ampliando su campo de acción y entrando en el core estratégico de las empresas. Al tiempo.

Pero la seguridad tiene otra vertiente socioeconomica importante, y es su contrapunto con la libertad.  En estos momentos de crisis, muchos gobiernos han tomado medidas drásticas de confinamiento, recorte de libertades, geolocalización,.. No digo que no estén justificadas, pero no podemos olvidar que nos basamos en un modelo de economía liberal y democrática en el que la actividad empresarial en libre concurrencia y la libre iniciativa son imprescindibles. Cualquier retroceso debe vigilarse, porque nos va en ello la ciudadanía y la actividad económica.

6 ¿LA SOSTENIBILIDAD RELEGADA ?

Hasta hace pocas semanas, en Europa solo se hablaba de liderar la lucha mundial contra el cambio climático y la sostenibilidad de la economía. Ahora, evidentemente, las prioridades se han trastocado y los lideres están en otro empeño. Algunos han querido pensar que todo esto se iba al traste y cuando venga la normalidad Europa dejara de lado estas “ocurrencias”. Nada más lejos de la realidad.

La Comisión Europea ya ha dicho públicamente que los planes siguen adelante, y creo que con toda la razón. Hemos visto como los niveles de emisiones han bajado drásticamente en todo el mundo en estas últimas semanas – y por cierto, las vacas siguen emitiendo metano,…no serán tan malas…- , pero no podemos volver – en el caso en que pudiéramos- a recuperar los niveles anteriores. Es más, seguro que areas como  las energías limpias, las infraestructuras y ciudades inteligentes, el transporte y la salud estarán en el corazón de la recuperación y serán estratégicas,aportando nuevas posibilidades de negocio. La sostenibilidad lo condicionará todo.

7 LA TECNOLOGÍA

Otro área que habrá de coger un impulso mayor en nuestras economías. El encierro obligatorio ha hecho de la necesidad virtud con el teletrabajo, se han  impulsado las ventas por e –commerce y los envios a domicilio, …esto en lo mas cercano. Pero tecnologías como la inteligencia artificial , la analitica de datos, blockchain y otras estan creciendo y han recibido un espaldarazo definitivo en la economía y la sociedad.

8 LA RACIONALIDAD ADMINISTRATIVA

Como apuntaba al inicio, a nivel global uno de los problemas que estamos observando es la falta de coordinación internacional, y que las estructuras existentes tampoco actúan en favor de las respuestas consensuadas. Hablaba de la OMS, OMC ,…pero lo mismo ocurre en el Banco Mundial o el FMI, e incluso en el G-20 ( que por cierto, se creó para dar cabida a potencias económicas que no encontraban su sitio en los anteriores organismos y en Naciones Unidas, todavía regidos por el esquema que surgió después de la segunda guerra mundial…).

Pero el problema es el mismo a nivel de la Unión Europea, e incluso en España. La superposición de poderes y niveles administrativos no juega a favor de la correcta gestión de cualquier crisis, y en este caso hemos visto además que hay determinados aspectos de la sociedad que requieren unidad de acción  y orden jerárquico – nada que ver con el abuso de poder-.   

Seguro que a la velocidad a la que se suceden los acontecimientos, otros fenómenos surgirán y aparecerán tanto peligros como oportunidades. Muchas cosas habrán de cambiar tal y como las conocemos, y no me cabe duda ; pero lo importante es que seamos capaces de aprender las lecciones que este momento historico  nos esta brindando, y luego “ pasarlas a limpio” siempre  para mejorar.              

Óscar Méndez Martínez, Director de Relaciones Institucionales y Corporativas de Moore y socio de APRI

El  ámbito del negocio internacional, al igual que el resto de las actividades económicas nacionales, se ha visto y se verá afectado durante y después del COVI-19. A este COVID-19 se une que ya veníamos asistiendo, desde hace un tiempo a las grandes tensiones geopolíticas y comerciales que provocaban USA-CHINA  y la incertidumbre del Brexit.

Algo que llevamos notando con un mayor número de clientes es que nos venían demandando desde hace tiempo, el realizar reuniones de trabajo con distintas embajadas, embajadores y personal de las mismas. Para conocer de primera mano y  facilitar la oportunidad de inversión en países de la zona euro, tanto para abrir nuevos mercados en la mayoría de las ocasiones para la fabricación, compra de productos de países del norte y Europa oriental. Teniendo opción de transporte terrestre, acortando los tiempos y costes en la recepción de las mercancías, evitando tener grandes cantidades en stock, y aprovechando los benéficos que tiene el comercio en la zona euro, como no teniendo aranceles.

Las empresas tiene que operar en un contexto de gran incertidumbre internacional, sometido a fuertes cambios geopolíticos, regulatorios y jurídicos. A medida que vayamos superando la pandemia será importante ver cómo reaccionarán nuestros clientes, (Estados, instituciones, empresas y consumidores) ante el nuevo escenario.  Hemos tenido que cambiar la forma en que hablamos y nos comunicamos con nuestros clientes, en la forma de ofrecer nuestros servicios, a través mediante video conferencias con diferentes plataformas como Zoom, Teams o WhatsApp,.

Imaginar que va a pasar en el comercio exterior, en la política de internacionalización de las empresas, en lo flujos transnacionales de bienes y servicios cuando estamos inmersos en una cuarentena,  los poderes públicos han decidido interrumpir la actividad económica por razones sanitarias  a nivel mundial, me parece tarea presuntuosa y difícil.

Un acuerdo transversal sobre las medidas necesarias para salir de la crisis, sería algo verdaderamente deseable, pero pensamos que es poco probable.

Es innegable que el sector económico mundial se va a ralentizar, al igual que el comercio internacional. No obstante en el caso de España el sector exterior será fundamental, para superar los efectos creados por la pandemia, como lo fue en la crisis del 2008.

En esta nueva forma de internacionalizarse, las empresas españolas se reinventarán y deberán prestar atención a mayores y quizás diferentes acuerdos de cooperación en los países de destino, alianzas estratégicas en ambos sentidos, logísticas de transporte con valor añadido adicional al manejado hasta el momento y creo que también se abre una nueva ventana de oportunidad para la inversión directa en el exterior donde se mantiene el “Knowhow”, la innovación yse busque atender a la demanda en destino con un enfoque “multicanal”.

Rita Gasalla, Arquitecta, CEO y Socia de Galöw, empresa española pionera en el concepto de Arquitectura Saludable y socia de APRI

Gran parte de los edificios existentes son enfermantes en mayor o menor medida. Los espacios que afectan la salud y el bienestar de las personas han sido un tema de salud pública desde que, en los años 80, la Organización Mundial de la Salud identificara el Síndrome del Edificio Enfermo. Con el avance de la ciencia y la arquitectura, la comprensión de estas afecciones se ha profundizado y continúa, ahora más que nunca, en evolución.

Ahora sabemos, gracias a eso, que gran parte de los materiales de construcción de uso habitual emiten sustancias tóxicas al ambiente. Se trata de compuestos orgánicos volátiles (COV) y otros químicos, que en muchos casos deterioran, entre otros, el aparato respiratorio de los seres humanos. Algo que en tiempos del SARS-CoV-2 ocupa la atención de equipos científicos y médicos de todo el mundo. Algunos de ellos, han ya demostrado que la contaminación juega un papel determinante el grado de complicaciones de los pacientes que contraen el Covid19. También se han venido estudiando cuidadosamente las vías de contagio y entre las conclusiones más impactantes, se encuentra el hecho de que el virus se puede transmitir en el aire, especialmente en espacios cerrados y con poca ventilación.

Estos hallazgos y los que aún están por publicarse, han reforzado un planteamiento que un puñado de arquitectos en el mundo -me incluyo entre ellos- hemos venido defendiendo desde hace décadas: la arquitectura tiene que ser saludable. No solo sostenible, funcional o estéticamente interesante.

Los arquitectos tenemos la responsabilidad y la oportunidad de contribuir a mejorar los niveles de bienestar y las condiciones de salud de las personas. ¿Cómo? A través de un adecuado tratamiento del aire, el agua, la iluminación, la distribución del espacio, el confort térmico, el confort acústico, la toxicidad de los materiales y la consideración, siempre relevante, de que los edificios son escenarios para el desarrollo social.

Si hace cuatro meses hubiera escrito este artículo, me habría tenido que referir a infinidad de estudios, casos y ejemplos para respaldar esa tesis, que la pandemia ha puesto sobre la mesa de forma contundente. El confinamiento circunscribió nuestro día a día a los hogares y convirtió dinámicas como el teletrabajo en necesidad, lo que puso de relieve las limitaciones y la relevancia de los espacios en los que tenemos que vivir y trabajar. Es claro que los protocolos de distanciamiento y las medidas de higiene que Sanidad ha determinado son un mínimo necesario, sin embargo, no son suficientes. Deben tomarse medidas arquitectónicas, como el rediseño y redistribución de los espacios para garantizar la distancia social; como la instalación de sistemas que eliminen patógenos (no sólo el Covid-19) activa y pasivamente a través de la ventilación, además de la adecuación de la iluminación, los acabados y el mobiliario.

Estamos presenciando un cambio de paradigma: ahora un edificio de calidad será saludable o no será de calidad. En este sentido, es fundamental crear un consenso alrededor del riesgo que suponen los edificios enfermantes, informar debidamente al respecto y definir los nuevos estándares de salud y bienestar que deberán cumplir las edificaciones en general. 

Además de los negocios y comercios, que ya han visualizado la necesidad de adaptarse a este nuevo contexto, es previsible también que los espacios de trabajo que cuenten con altos estándares en salud y bienestar atraigan, fidelicen y comprometan al talento, o que los gobiernos que aborden estructuralmente la contención de las crisis -entendiendo el papel de las edificaciones en la prevención- estarán mejor preparados para situaciones como la que hemos vivido.

Se trata de una conversación urgente en la que el sector privado, las instituciones públicas y la ciudadanía deben coincidir para crear conjuntamente protocolos homogéneos, políticas públicas y directrices empresariales. El miedo paraliza y en estos momentos la coordinación entre los distintos actores sociales es fundamental para que nuestras actividades puedan continuar y se desarrollen en un ambiente de confianza. 

Tenemos la responsabilidad colectiva de romper la cadena de transmisión de enfermedades contagiosas, de recuperar nuestras actividades económicas sin poner en riesgo la vida y de actuar a la altura de las circunstancias: con esa unidad que las relaciones institucionales son capaces de forjar.

La arquitectura es una forma de expresar lo que queremos como sociedad para nosotros mismos. A través de ella no solo nos preguntamos qué espacios nos imaginamos, sino qué dinámicas queremos que existan en ellos. Y más allá todavía, qué realidad queremos configurar para nuestras futuras generaciones. Esta pandemia nos ha traído la posibilidad de cambiar un paradigma: los edificios importan y ahora más que nunca necesitamos que sean un refugio saludable.

Esther Colino, Directora de Public Affairs Iberia de Alliance for Beverage Cartons and the Environment y socia de APRI.

El 14 de abril apareció una noticia publicada en los medios que me gustaría compartir con vosotros: “Nace una gran alianza europea para defender una salida verde a la crisis económica del coronavirus”. Esta es la propuesta parte de la recién nacida Alianza Europea para una Recuperación Verde que, a través de un manifiesto firmado por 180 responsables políticos, directivos de grandes multinacionales, sindicatos, ONG y expertos, pide a la Comisión Europea que utilice el Pacto Verde como herramienta para salir de esta crisis económica.

En los últimos años la UE ha asumido el rol de liderazgo en la lucha contra el Cambio Climático impulsando desarrollos estratégicos y legislativos orientados a convertir a Europa en el primer continente que alcance la neutralidad climática en 2050. Un dato para tener en cuenta: de las emisiones generadas un 55% corresponden a aspectos relacionados con la energía, mientras que un 45% corresponde a los productos que consumimos. El Pacto Verde publicado por la Comisión a finales de 2019 es una herramienta esencial para abordar este reto.

El primer paso después de este tsunami social debe pasar por reconstruir: recuperar la actividad económica, reducir la tasa de paro… en definitiva, recuperar la normalidad que es lo que todos estamos deseando. Este periodo de “hibernación obligatoria” es una oportunidad para la reflexión sobre nuestro concepto de “normalidad pre-Covid” y para definir de qué manera debemos hacer las cosas a partir de ahora para minimizar el impacto de esta crisis y para que de esta crisis salgamos reforzados como sociedad. Posiblemente ahora somos mucho más sensibles y estamos más abiertos a entender que hay que hacer algo más que seguir como hasta ahora.

Está claro que nuestro modelo económico necesita un giro para hacerlo más sostenible y una ambición política que lidere y oriente al conjunto de la sociedad en la dirección adecuada. Ese papel hasta ahora lo estaba jugando Europa. Pero, ¿qué va a pasar a partir de ahora? Habrá muchas voces que aboguen por dejar para más adelante las cuestiones ambientales para centrarnos en las económicas. Ese es un discurso que los que trabajamos en el mundo de la sostenibilidad llevamos muchos años escuchando. Por supuesto que lo primero es reconstruir la economía, eso no es cuestionable, lo que tenemos que poner encima de la mesa es cómo queremos hacerlo.

¿Es una oportunidad para estimular la transición hacia una economía más sostenible o debemos dejar esto para un momento más favorable? Creo que es el momento de hacer compatible lo económico y lo ambiental, dejar de verlos como elementos opuestos y apostar por integrarlos definitivamente. El momento actual no debería ser una excusa para rebajar la ambición, el planeta sigue esperando un cambio, la crisis del Covid pasará y volveremos a producir, consumir…, la pregunta es si queremos seguir haciéndolo como hasta ahora o no.

No podemos olvidar que los recursos son limitados y hay muchas necesidades que atender porque una parte de la sociedad que va a sufrir duramente las consecuencias de esta crisis. En este contexto, los políticos deben liderar esta nueva etapa con sensibilidad y responsabilidad para impulsar las políticas adecuadas en el seno de la UE, e implantar las políticas a nivel nacional sin perder el foco y el compromiso ambiental. 

La Comisión Europea ha confirmado recientemente que sus prioridades siguen siendo la sostenibilidad y la digitalización. El compromiso de los Ministros de Medio Ambiente y la iniciativa de la Alianza para la recuperación verde, son señales muy claras de que ni la UE ni los Estados Miembros quieren rebajar el nivel de ambición.

En estos momentos, se hace más necesario que nunca que las políticas ambientales sean proporcionadas y eficientes para hacer el máximo aprovechamiento de los recursos y apostar por medidas concretas que realmente sean relevantes para el objetivo de convertirnos en una economía baja en carbono. En este sentido, desde la política se deben mandar señales claras a los mercados para que las inversiones se orienten hacia el impuso de los modelos de negocio que nos van a situar donde queremos estar para ser más competitivos y más sostenibles. Nuestra contribución como profesionales del Public Affairs y de las Relaciones Institucionales, debe pasar por impulsar los debates y establecer canales de diálogo para poner nuestro granito de arena para que las políticas sean las adecuadas para alcanzar los objetivos. 

Por último, quiero compartir con vosotros la charla “Nos comemos el planeta” realizada por Alejandro Moreno en el último TEDxUPValencia, a la que tuve la fortuna de asistir. Una reflexión pre-covid muy interesante y oportuna sobre el modelo económico mundial, nuestra adicción al crecimiento del PIB y los parámetros de medición del bienestar como sociedad.

En definitiva, si la alianza europea para una salida verde es la herramienta necesaria para que las políticas ambientales sean un elemento relevante para la salir de esta crisis, sólo el tiempo lo dirá. Ojalá que sí. Mientras tanto, al menos nos ha servido para hacernos reflexionar al respecto.

Juan Torres, fundador de Deva, tesorero de APRI y enfermo de COVID-19.

Soy un pésimo profeta. Jamás se me ha dado bien adivinar el futuro, ni siquiera esbozarlo, y por eso no me gusta el afán generalizado de especular sobre el porvenir. No son los demás los que se equivocan: soy yo el incapaz de acertar.

Y eso me ha pasado siempre, incluso en tiempos normales -si es que alguna vez los ha habido. Cuánto más ahora, en pleno reinado del coronavirus, cuando, con medio mundo encerrado en sus casas y la actividad empresarial prácticamente paralizada, ni los más avezados profetas se atreven a jugársela.

Ni idea, pues, de lo que nos espera, ni idea de cómo será el mundo después del Covid-19.

Pero hay un par de ideas que me rondan la cabeza y en torno a las cuales quiero articular estas líneas. (Dos ideas, en estos tiempos de incertidumbre, a mí me parecen muchas).

La primera: si algo ha demostrado esta crisis terrible y demoledora es que los poderes públicos tradicionales han quedado en evidencia y han dejado bien a las claras su debilidad. El andamiaje del Estado nacional burgués, tan útil para las sociedades de los siglo 19 y 20, no aguanta ya la complejidad de los nuevos tiempos.

Lo hemos visto con otros retos: con la globalización, con las nuevas tecnologías, con la crisis climática. El Estado se basa en la existencia de fronteras, y ni el dinero, ni la migración, ni internet, ni el clima quieren saber nada de límites. ¡No digamos los virus!

De manera que el Estado, perplejo, noqueado, se deshilacha y se desmorona.

Lo que pasa es que los ciudadanos siguen estando representados por él, siguen estando gestionados por él, siguen bajo su cobijo. El parapeto constitucional -en el caso de España y de los demás países democráticos- sigue siendo garantía de libertad y de juego limpio. Nos interesa que el Estado se sobreponga.

Primera paradoja: un Estado obsoleto jugando a proteger.

Segunda idea: Una sociedad muy compleja, muy líquida, extremadamente frágil, aquejada de riesgos y de expectativas enredadas y disímiles. Nunca las soluciones fáciles han sido posibles, menos lo son ahora, y sin embargo, a muchos les gustaría…

Una sociedad desestructurada, en la que prácticamente solo el tejido empresarial revela un cierto esqueleto, junto a algunos esfuerzos asociativos y a voluntariosas iniciativas…

La segunda paradoja: empresas golpeadas por una crisis brutal están obligadas a reconstruirse y a reconstruir con ello el tejido social.

Conclusión: Un Estado débil frente a unas empresas debilitadas. Es inevitable el entendimiento, el diálogo, la búsqueda de soluciones… Hay que reconstruirlo todo, desde el principio.

Y los lobistas somos, por encima de todo, los alfareros del diálogo. Alfareros: artesanos, constructores manuales de un encuentro inevitable, pero a veces costoso, entre los dos polos de la reconstrucción.

Tenemos que sentarlos a hablar, tenemos que obligarlos a hablar: a las empresas y a los poderes públicos, a los emprendedores y a las instituciones, a los que crean riqueza y a quienes la administran.

No hay otro modo de salir adelante. Y los lobistas estamos obligados a empujar.

Borja de la Torre, experto en Relaciones Institucionales en Mapfre y socio de APRI

Hace unos días se conocía que Estados Unidos estaba recomprando, por 4 veces su valor original, pedidos de material sanitario que Francia había encargado a China, dejando así sin suministros de emergencia al país galo. Francia, a su vez, llevaba semanas reteniendo envíos de material sanitario con destino a España e Italia, sólo por el hecho de cruzar territorio francés. Mientras, en el seno de la Unión Europea, una parte de los Estados miembros, con Austria y Países Bajos a la cabeza, se oponían a emitir deuda europea conjunta para ayudar a los países más afectados a superar la crisis del Coronavirus, sin proponer alternativas. Por si fuera poco, instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Organización de Naciones Unidas (ONU) han demostrado una incapacidad notable para articular una respuesta conjunta y obligatoria de sus Estados miembros a lo que finalmente se ha declarado como Pandemia. Estos son los ingredientes de un cóctel explosivo, que puede hacer saltar por los aires cualquier contrato social entre Estados, entre sus ciudadanos y de los unos con los otros, ya se entienda esa relación de arriba hacia abajo o viceversa.

Precisamente este panorama me hace pensar que el profesional de las relaciones institucionales cobra, ahora más que nunca, una importancia crucial, no sólo por su conocimiento de los marcos regulatorios nacionales e internacionales, por su facilidad para tender puentes de entendimiento público-privado o para comunicar los mensajes adecuados en cada momento, sino por su capacidad de contribuir a través de su trabajo y su visión estratégica a anticipar las necesidades de un país, de una región, de una comunidad que va a tener que actuar con la misma celeridad con la que ha caído en la crisis sanitaria si no quiere que el resquebrajamiento del contrato social acabe convirtiéndose en una fractura irreparable.  

Esta crisis que nos deja el COVID19 va a obligar a cambiar los protocolos de acción en numerosos sectores, tanto públicos como privados, empezando por el Sanitario, lógicamente, que tendrá que repensar cómo organizar sus suministros, aprovisionamientos, gestión de personal, gasto presupuestario o coordinación público-privada, y siguiendo por el de la Seguridad, la Previsión social y económica, el e-Commerce o el tan cacareado Teletrabajo, por mencionar algunos de los más evidentes. Las relaciones institucionales tienen una oportunidad de oro para demostrar que esto no va de lobbies, que esto no se trata de hacer prevalecer los intereses de un sector, sino que se puede trabajar codo con codo, entre lo público y lo privado, de manera transversal entre distintos sectores, para que todos tengan una mejor cabida y un mayor encaje en el marco social en el que nos relacionamos a diario y que nuestras sociedades estén mejor preparadas para afrontar cualquier tipo de crisis futura, desde cualquier ámbito –local, autonómico, nacional, europeo e incluso a nivel global– y en cualquier sector.

Si la crisis del Coronavirus ha conseguido que SEAT se ponga a fabricar respiradores para pacientes con insuficiencias respiratorias, que INDITEX haya reorientado parte de su producción a la fabricación de batas y otro tipo de material textil sanitario, o que empresas de cosmética dejen de fabricar cremas y perfumes para producir geles desinfectantes, ¿por qué no se va a poder aprovechar esa capacidad de entendimiento transversal para reordenar y mejorar la forma en la que se relaciona lo público con lo privado y los sectores entre sí?

Solo si conseguimos que la sociedad perciba nuestro trabajo como un valor añadido a sus vidas –y no como una lucha continua de intereses particulares–, solo así conseguiremos que la profesión, entendida como un todo integral, se convierta en uno de los pegamentos sociales más importantes, cuya labor contribuya a mantener la cohesión y el equilibrio social necesarios para reforzar el contrato social y que la solidaridad institucional no se resquebraje, favoreciendo que las organizaciones salgan más reforzadas de esta crisis que tanto nos está enseñando.

Combinar asuntos públicos y estrategia de negocio será el gran reto de las Startups a partir de ahora. El nuevo escenario post-crisis al que nos vemos abocados, hará aún más urgente y necesario, si cabe, esta cuestión.

Agustín Baeza Díaz-Moreno, Director de la Asociación Española de Startups

El conjunto de los sectores económicos afronta un nivel de incertidumbre nunca visto en las últimas décadas. Además de la crisis sanitaria y su incalculable impacto en forma de pérdida de vidas humanas, el conjunto de la sociedad trata de hacer frente a un presente y un futuro inmediatos en el que parece que han desaparecido de golpe todas las certezas conocidas.

El sector de las startups está siendo fuertemente golpeado como buena parte de la economía. Pero además, por su propia naturaleza y por su singularidad como modelo empresarial, son especialmente vulnerables a estos tiempos de crisis. Por ello, desde la Asociación Española de Startups, hemos trabajado durante los últimos días con otros agentes del ecosistema para definir medidas y políticas públicas concretas en favor de las startups. El gobierno ya las conoce. Son medidas absolutamente necesarias para garantizar que fluya la liquidez y que ello permita a la mayoría de ellas su supervivencia. Nuestro trabajo como responsables de asuntos públicos es ser más exigentes que nunca, pero al mismo tiempo, modular de manera responsable el tono y la comunicación en estos momentos tan convulsos para todos.

Están en juego no sólo ya los puestos de trabajo y miles de empresas, sino también, la supervivencia del conjunto del ecosistema innovador y de emprendimiento que será decisivo para relanzar la economía española cuando pase la crisis sanitaria y comiencen las labores de reconstrucción de nuestra economía.

En los últimos tiempos he insistido mucho en la necesidad de que las startups comiencen a gestionar de manera adecuada y desde el primer momento los asuntos públicos. Una herramienta que cada vez será más necesaria para que las startups puedan impulsar sus modelos de negocio. Combinar asuntos públicos y estrategia de negocio será el gran reto de las Startups a partir de ahora. El nuevo escenario post-crisis al que nos vemos abocados, hará aún más urgente y necesario, si cabe, esta cuestión.

Ya lo está siendo ahora que vivimos en tiempo presente la grave crisis que afrontamos en todo el mundo. Desde la Asociación insistimos mucho en la necesidad de conciliar la defensa de intereses del conjunto del sector con los intereses generales de la sociedad. Alinear intereses es la mejor forma de defender intereses legítimos. Antes era una buena práctica, puede que a partir de ahora ese constituya en el paradigma dominante. El diálogo y la conversación que siempre es tenso, exige ahora grandes dosis de profesionalidad, de mentalidad fría, pero al mismo tiempo ser más empáticos que nunca con tus interlocutores, sometidos también a una gran tensión.

Podemos observar innumerables iniciativas del sector emprendedor en la que nuestros emprendedores y startups están aportando con lo mejor que saben hacer: salirse de la caja y ofrecer soluciones a los problemas sociales. Desde grupos de hackers y makers que están diseñando y produciendo todo tipo de material sanitario escaso (respiradores, cápsulas, etc), pasando por startups que están ofreciendo su inteligencia y experiencia en materia de data para ayudar a diseñar en tiempo récord herramientas de gestión avanzadas para luchar contra la pandemia, hasta llegar a la genuina colaboración con administraciones sanitarias en lo que estas demandan.

Todas ellas, iniciativas orientadas al procomún que demuestran una vez más la enorme contribución en forma de riqueza y de capital simbólico y productivo que genera el ecosistema de innovación y de emprendimiento. El reto será que esta colaboración público-privada se mantenga más allá del escenario presente de urgencia y de crisis de estas semanas, desatando los nudos burocráticos y de diferencia de culturas y estilos de gestión, que hasta ahora han impedido su desarrollo. Muchas cosas van a cambiar. Probablemente también en esta profesión de las relaciones institucionales y asuntos públicos. Tenemos que repensar el conjunto de nuestras ideas, empezando por nuestros tradicionales mapas de stakeholders. Una parte de la ortodoxia ha quedado atrás. Hay que construir nuevas herramientas para afrontar la nueva era en la que estamos entrando.

El pasado 2 de Abril, entró en vigor la Resolución de la Mesa del Congreso de los Diputados por la que se aprueba el Código de Conducta de los Sres. Diputados por el cual “… el Diputado deberá hacer pública su agenda institucional en el Portal de Transparencia del Congreso, incluyendo en todo caso las reuniones mantenidas con… aquellas personas físicas o jurídicas o entidades sin personalidad jurídica que se comuniquen de forma directa o indirecta con titulares de cargos públicos o electos o personal a su cargo en favor de intereses privados, públicos, particulares o colectivos, intentando modificar o influir sobre cuestiones relacionadas con la elaboración, el desarrollo o la modificación de iniciativas legislativas… el Diputado se responsabilizará de la veracidad y exactitud de la información publicada… El Presidente de la Cámara, de oficio o a petición de otro Diputado, puede solicitar la apertura de un procedimiento para dilucidar si se ha producido una infracción…”. (Artículos 6 y 9)

Codigo de Conducta Sres. Diputados

Así pues, con la apertura de la nueva legislatura, toda reunión que se celebre con cualquier Diputado para influir sobre aspectos legislativos, tendrá que ser incluida en la agenda pública del Diputado. Al ser pública dicha información, con el tiempo, los medios de comunicación y cualquier interesado podrá crear el listado de lobistas con acceso a los Diputados, con qué Diputados se reúne cada lobista, a qué lobistas recibe cada diputado, que intereses se están defendiendo ante los Diputados, seguir la huella de reuniones e interesados en una determinada acción legislativa, etc.

La transparencia permitirá que, ante la información de cualquier medio de comunicación o la denuncia de cualquier particular, cualquier Diputado pueda solicitar al Presidente del Congreso la apertura de un procedimiento para comprobar la infracción y proceder a la sanción del Diputado correspondiente al incumplimiento.

Aunque, como el mismo acuerdo de la Mesa prevé, será necesaria mayor concreción y detalle a través de la reforma del Reglamento del Congreso, este acuerdo de la Mesa inicia la necesaria transparencia de la acción de lobby en el Congreso de los Diputados y abre la puerta para la extensión de la misma a todos los poderes públicos.

Esteban Egea Sánchez

Secretario de la Junta Directiva de APRI