Carlos Parry, Head of Government de AstraZeneca, Director Fundación AstraZeneca y socios de APRI

La semana pasada tuve el honor y el privilegio de poder compartir experiencias y reflexiones con los compañeros del grupo de APRI Salud. Fue el primer el encuentro de la asociación después de dos años y podernos ver las caras en personas fue emocionante y gratificante.

Aprovechando la invitación de la coordinadora, Adriana Bonezzi, a la que le agradezco enormemente la oportunidad, quise compartir algunas ideas en base a mi experiencia en el sector salud, tanto desde el sector público como el privado.

Sin querer sentar cátedra ni querer ser pretencioso en ningún momento, simplemente con la voluntad de contribuir al debate que estamos viviendo en estos momentos sobre la regulación y la necesaria profesionalización de nuestra actividad como profesionales de las relaciones institucionales.

Como ya sabéis, creo firmemente en la importancia del trabajo del profesional de las relaciones institucionales.

He trabajado mucho tiempo en el sector público porque creía que desde ahí se podía trasformar la sociedad en la que vivimos, hasta que me di cuenta de que desde el sector privado se puede hacer también y mucho mejor.

El haber estado al otro de la mesa me da una visión a veces de las cosas que suele ser útil para interpretar los tiempos y las reacciones. Porque, al final, nosotros hacemos política desde el otro lado de la mesa y es fundamental que entendamos como los políticos marcan los tiempos para saber cómo van a reaccionar.

Es importante que tengamos claro cuál es nuestro papel como responsables de relaciones institucionales dentro y fuera de la empresa. Porque tan importante es proyectar nuestro trabajo hacía fuera como explicar internamente qué hacemos y cómo podemos ayudar a nuestras organizaciones a lograr cumplir con sus objetivos.

Somos profesionales de las relaciones institucionales y tenemos capacidad para generar relatos y estrategias. No somos meras agendas de teléfono con patas.

Tampoco somos los del “bla, bla, bla”, somos profesionales con capacidad analítica y de entender el contexto en el que operamos.

Hay que reconocer que normalmente de comunicación y public affairs parece que sabe todo el mundo, pero no es así. Pero nosotros tenemos que ser capaces de demostrar el valor que aportamos a través de análisis y la definición de estrategias que aporten valor a nuestras empresas.

¿Qué diferencia a un profesional de las relaciones institucionales de uno que no lo es? El método.

A través del método estamos aportando valor a nuestras organizaciones. Un método basado en realizar un buen análisis de contexto, definición de aliados o aquellos que jugarán en contra, concreción de objetivos viables, elaboración de mensajes para generar engagement, establecer outputs concretos de cada una de las acciones y, lo más importante, basar todo esto en la empatía. Sin empatía no habrá estrategia que valga.

La empatía es la guía básica de nuestro trabajo, siempre tenemos que ponernos en el lugar de nuestro interlocutor.

Pero si la empatía es importante, no lo es menos la transparencia. Nuestra profesión goza muchas veces de una reputación negativa por la falta de transparencia. Transparencia es confianza.

Debemos y necesitamos empujar por una regulación en España que impulse la transparencia de nuestro trabajo, para así poder trabajar en mejores condiciones y profesionalizar de una vez por todas nuestra labor en España.

Sigamos trabajando para transformar nuestra sociedad a través de nuestro trabajo diario y de la colaboración público-privada.