Desde su fundación, APRI ha entendido la importancia de la transparencia para llevar a cabo esta profesión. Las implicaciones en la vida pública del trabajo de un lobista requieren unos altos estándares de transparencia en el desarrollo de las relaciones con la administración del Estado.
En este sentido, APRI ha impulsado la autorregulación del sector, a través de la creación de un Código de Conducta interno que firman todos sus socios.
El Código de Conducta de APRI se aprobó en 2011 y es similar al que firman los lobistas inscritos en el Registro de Transparencia de Bruselas, gestionado conjuntamente por el Parlamento Europeo y la Comisión Europea.
Cada uno de los artículos de este Código de Conducta recoge un aspecto esencial para asegurar el desarrollo de la actividad del lobby aplicando en todo momento buenas prácticas.
Todos los que quieran formar parte de APRI, deberán firmar estos siete principios que configuran el Código de Conducta que impulsa la Asociación, y que todos sus miembros se comprometen a acatar.