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Los pasados 1 y 2 de Junio se celebró la reunión anual de la Public Affairs Community of Europe que este año tuvo lugar en Nicosia (Chipre) bajo los auspicios de la Asociación Chipriota de Lobistas y Profesionales de los Asuntos Públicos, LPAP.

Esta reunión constituye un hito fundamental en la evolución del PACE. La razón es que, lo que empezó en 2011 en Roma como una red informal de asociaciones nacionales de profesionales de los asuntos públicos unidos por el objetivo de compartir información sobre las respectivas situaciones nacionales, es ahora, tras la reunión de Nicosia, una Asociación Internacional sin ánimo de lucro (AISBL – Association internationale sans but lucratif) con sede en Bruselas y Secretariado en Roma, y constituida legalmente conforme a la legislación belga.

Este hecho no habría sido posible sin las reuniones previas de Bucarest en 2016, en la que se tomó la decisión de dar un paso adelante en el fortalecimiento del PACE dotándole de forma legal, y Atenas en 2017, donde se me eligió por unanimidad como Presidenta de la futura asociación, y en la que se me encomendó la labor de elaborar unos estatutos que reflejaran fielmente los acuerdos adoptados hasta ese momento por sus miembros. Con el apoyo de los Presidentes de la asociación alemana, de’ge’pol, de la rumana Lobbying Registry Association, de la checa APAA y con la inestimable labor de impulso de Micol Bertoni, actuando como Secretaria General, se trabajó intensamente durante todo el invierno para cerrar unos Estatutos válidos desde el punto de vista legal, y que recogieran los distintos acuerdos y sensibilidades.

Lo importante es que ahora el PACE representa a un total de 16 asociaciones nacionales de otros tantos países, así como a profesionales individuales procedentes de Grecia y Portugal, por ser países donde no hay asociación, con la misión de dar voz a la realidad de los asuntos públicos en los distintos países europeos. Esto implica, por un lado, conocer dichas realidades (ámbito éste en el que el conocimiento y la información de la que dispone la red son insuperables) y por otro, promover una cultura ética y profesional de los asuntos públicos en toda Europa, a través de recomendaciones a las asociaciones nacionales sobre los elementos deontológicos o regulatorios claves para nuestra actividad.

También es objetivo del PACE relacionarse con organizaciones afines, y por este motivo, desde muy pronto, acuden a nuestras reuniones anuales representantes de las asociaciones que operan a nivel de instituciones europeas, EPACA y SEAP, con Transparencia Internacional  y más recientemente, con la oficina europea del norteamericano Public Affairs Council.

Desde un punto de vista geopolítico, la representatividad del PACE trasciende las fronteras de la Unión Europea, y en estos momentos representa a las asociaciones de Suiza, Serbia, Montenegro, y cualesquiera otras que se puedan constituir más adelante en otros países europeos. Por este motivo, nuestros stakeholders no son solo las instituciones de la UE sino también, la OCDE o el Consejo de Europa.

Me complace mucho incidir en el liderazgo de APRI en este proceso, ya que el apoyo de la Asociación española desde los mismos orígenes del PACE ha sido crucial para lo que es ahora, esfuerzo y liderazgo que se han visto recompensados con la Presidencia de la Asociación europea.

 

María Rosa Rotondo

Presidenta de APRI y del  Public Affairs Community of Europe

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En un panorama como el actual, es cada vez más importante conocer bien el contexto y saber planificar escenarios. Una correcta gestión de los asuntos públicos, ayuda a anticipar los cambios en el marco legislativo y regulatorio, a detectar amenazas y oportunidades y facilita el acceso y permanencia de la organización en el mercado.

Es innegable que el entorno en el que nos movemos es cada vez más complejo, cambiante y altamente competitivo. Las empresas tienen que operar en un contexto de gran incertidumbre internacional, sometido a fuertes cambios geopolíticos, regulatorios y jurídicos. Es fundamental para su supervivencia saberse adaptar y reaccionar de manera continua e inmediata a nuevas exigencias, oportunidades  y riesgos.

En mis más de diez años al frente de una asociación empresarial he podido constatar como la gestión de los asuntos públicos se ha convertido en una herramienta de alto nivel estratégico para las organizaciones ya que impacta directamente en la estrategia de negocio y, por tanto, es clave de cara a garantizar su sostenibilidad, mejorar su competitividad, posicionarse en nuevos mercados y disminuir el riesgo de exposición; y no solo para las multinacionales, sino también para las pequeñas y medianas empresas.

En la actualidad estamos asistiendo a dos grandes disputas globales muy significativas y de vital importancia estratégica para las empresas, las del acceso y control de los recursos naturales (sean estos limitados o no) y la información.

También, en este contexto, empresas como Google, Amazon o Facebook se están posicionando como nuevos grupos de presión, pasando de no tener presencia en la esfera política a destinar importantes cantidades de sus presupuestos a la gestión de los asuntos públicos. Estas empresas, que muchas veces operan en entornos no regulados, suponen una amenaza y un desafío para los sectores económicos tradicionales, que cuentan con mucha influencia política y una red consolidada en materia de relaciones institucionales. Ante esta realidad, en los últimos años y en diferentes ámbitos, estas nuevas empresas se están enfrentando a muchas batallas legales con el objetivo de conseguir acceso a mercados muy competitivos y regulados.  Casos como el de Airbnb y la industria hotelera, Uber y Cabify y el sector del taxi, el Gobierno de los Estados Unidos y los drones de Amazon o el disputado, durante más de diez años, fin del roaming en Europa, ponen de manifiesto la creciente complejidad del ecosistema empresarial actual y la relevancia estratégica que tiene para las organizaciones la función de asuntos públicos.

Además, en esta compleja madeja por desenredar, las empresas no son inmunes a la actividad política. Al contrario, forman parte de ese complejo mapa de intereses, objetivos, decisiones e influencias que la conforman. No podemos olvidar que las decisiones políticas, muchas veces influidas por otras empresas o sectores que alinean sus intereses con el interés general (que es el del político), repercuten directamente en la actividad de una empresa y, por tanto, en sus perspectivas de futuro, pudiendo cambiar el entorno o las reglas del juego en el que se mueve. Un proyecto de Ley puede hacer que caiga su cuenta de resultados o trastocar sus balances, un trámite administrativo puede ralentizar o bloquear un proyecto en el que se han invertido millones de euros. Por eso la gestión de lo público es un elemento esencial para su éxito y supervivencia, ya que les permite anticiparse, actuar y gestionar la capacidad de influencia.

NebulosaPor otra parte, desde el punto de vista de la creación y posicionamiento en nuevos mercados, una correcta estrategia de asuntos públicos puede influir y encontrar el apoyo político necesario para generar el camino legal que provoque su apertura. Sirva como ejemplo el curioso caso de la acción planteada en 2013 por un grupo de empresas estadounidenses (Deep Space Industries y Planetary Resources) que anunciaron su intención de explotar los recursos de miles de asteroides cercanos a la Tierra en las próximas décadas. Dos años después, y prácticamente al final de su mandato, Obama firmaba una ley histórica, que reconoce el derecho de ciudadanos estadounidenses de ser propietarios de recursos de cuerpos celestes, y de venderlos, salvando las barreras legales que en materia de propiedad espacial promulgó en 1967 el Tratado del Espacio Exterior, que prohibía la reivindicación de cuerpos celestes por parte de los gobiernos. Para conseguirlo la administración Obama argumentó que lo mismo no se puede aplicar a las empresas privadas o a los posibles derechos de explotación. Esto supuso el pistoletazo de salida de la llamada economía espacial…

Cristina Afán de Ribera

 

Cristina es experta en Asuntos Públicos y Lobbying, cuenta con más de 15 años de experiencia en el Sector Medioambiental y es también socia de APRI.

Twitter

@Cristina_Afan

 

 

 

With the Brexit countdown underway, the UK has a huge amount to negotiate with the EU. While numerous issues ranging from immigrationto trade have been widely discussed, one important matter that has been overlooked is the impact of Brexit on corporate lobbying.

In the wake of Brexit, lobbyists will swarm London, just as over 30,000 of them have swarmed Brussels over the years. As a member of the European Union, the UK deferred significant chunks of its law making to EU institutions, from the environment and agriculture to health, trade and banking. Now that the UK is “taking back control” of its laws, London will be the place to be to try and influence the laws and regulation that will affect businesses.

The EU lobbying industry, whose size exceeds €39 billion, will be significantly disrupted by Brexit. Lobbying is a strategic tool used by firms to influence laws that are potentially unfavourable to their bottom line from being passed and pushing through legislation that will boost their profits. As well as changing the industry’s landscape in Brussels, Brexit will also have knock-on effects on the level of political engagement by companies in the UK.

The UK government’s lobbying register, which woefully covers less than 4% of the 4,000-plus lobbyists in the UK’s £2 billion lobbying industry, reveals that the number of registered lobbyists increased from 117 in 2015 to 150 by December 2016. The number of lobbying contracts also surged from 664 in the first half to 704 in the second half of 2016, after the Brexit vote. Clearly, the corporate sway is already in gear.

Businesses are in desperate need of advice on government relations; hence some law firms have created specialised Brexit units to cope with the demand while some former government officials have taken up lobbying jobs to help firms shape UK policy.

Meanwhile, British lobbyists in Brussels are finding it difficult to get jobsin the aftermath of Brexit, perhaps due to the expected waning influence of the UK in European matters. Consequently, these lobbyists may return to a booming lobbying market at home.

Big pockets, big influence

There will be significant costs for firms that want to wield regulatory and policy power, with money required to persuade politicians and the voting public to support their goals through various means. So those with deeper pockets will have bigger influences.

Many local and foreign firms in the UK will jockey for influence, which will increase demand for lobbyist services and culminate in higher costs of doing business. Costs will be particularly higher for British multinational enterprises with operations in Europe, as they will have no choice but to duplicate lobbying functions in Brussels and London in order to maintain some influence in both UK and EU markets.

With Brexit negotiations set to be contentious, the two-year period within which the UK will extricate itself from the EU is a window of flux when firms, in their bid to influence EU and UK MPs, will rack up their highest lobbying costs. UK firms in Europe might even have to dig deeper into their pockets to get fair hearings from the EU which, allegedly, has already began to isolate the UK. The high lobbying costs could further diminish the prospects of Britain’s businesses supporting the government’s effort to secure a good trade deal with the EU.

If future UK laws do not mirror existing EU ones, UK firms will incur additional costs in training managers and employees to grasp and understand any changes in regulatory jurisdictions. And if care is not taken, previously taken-for-granted EU regulations could lead to errors and heavy punitive sanctions for firms.

When elephants fight, the grass suffers

In the battle for influence, there is a high likelihood that small firms will be squeezed out of the post-Brexit policy process due to the high costs involved and the limited voice they will have in Westminster. There might be instances of corporate dystopia where large and resource-endowed firms unfairly dominate the political agenda. Though this has always been the case in the UK, it is more serious now due to the number and significance of the policies that have to be formulated or revised.

It therefore behoves the UK government to fulfil its promise and create a level and transparent playing field for all firms, otherwise a few elephants will kill the grass that is the source of livelihood for many British people. Small and medium enterprises (SMEs), which account for the bulk of the UK’s private sector, will likely suffer as a result. So not only will the lobbying boom be potentially bad for democracy, but also for the large number of small firms that form a vital part of the UK economy.

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Las campañas de comunicación se han convertido en una de las armas más potentes para conseguir llamar la atención de los decisores en los órganos de decisión de la Unión Europea. A las tradicionales agencias de noticias y medios de comunicación especializados en la actualidad del Parlamento y la Comisión se suman las redes sociales. Russell Patten, CEO de Grayling Bruselas y Chairman de Asuntos Públicos para EMEA de la agencia de comunicación desvela cuáles son los medios de comunicación con más influencia y cómo utilizarlos para hacer lobby en Europa.

La mayor profesionalización del lobby y el acceso a los medios de comunicación de masas han provocado que cada vez más los encargados de legislar y tomar decisiones en el seno de la Unión Europea se dejen influenciar irremediablemente por los medios de comunicación, que actúan en muchas ocasiones como factores determinantes en la puesta en marcha de leyes o regulación. Muchas consultoras de lobby y asuntos públicos saben que un titular en el medio de comunicación adecuado en el momento justo puede cambiar la decisión de los europarlamentarios.

Según Russell Patten, CEO de Grayling Bruselas, “para hacer lobby es clave acudir a las tres instituciones europeas, es decir, el Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo. Además, se necesita ser activo no solo en Bruselas, también las otras capitales europeas, Estrasbursgo y Luxemburgo”.

Pero en las estrategias de lobby y asuntos públicos en la Unión Europea también son claves los medios de comunicación. Aquí los diferentes medios se eligen dependiendo de su difusión. Así, las cabeceras que más influencia tienen en Bruselas son EurActiv, ENDS, Europolitics, Euronews o euobserver.com. A nivel internacional las agencias de noticias Reuters, Bloomberg o Financial Times son los medios por excelencia. Pero también las redes sociales se han convertido en medios capaces de ejercer presión sobre los órganos de decisión, como Twitter, Facebook o Linkedin.

Además de una correcta estrategia en medios de comunicación, Russell Patten apunta una serie de consejos para hacer lobby en Bruselas:

  • Conocer el proceso, así podemos intervenir en el momento preciso: “cuanto antes, mejor”
  • Operar en los tres órganos de decisión en Bruselas y en las instituciones clave de los estados miembros
  • Asegurarse que los mensajes clave son verdaderos y sólidos
  • El medio es el mensaje, así que asegúrate que tu interlocutor es creíble
  • Usar prescriptores del tercer sector y stakeholders que te den credibilidad
  • Espera lo inesperado y monitoriza
  • El lobby trata de encontrar soluciones y compromisos

 

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