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A imagen de la Crypto Valley Association, la entidad suiza que ha convertido el cantón de Zug en el Silicon Valley de la revolución tecnológica de las ‘criptos’, nace en España la Asociación Española de Tokens e ICOs (AETOK). Su objetivo principal será actuar como un ‘lobby’ del sector ante las autoridades y reguladores nacionales y europeos para convertir el país en un entorno pionero en captación de financiación mediante el uso de tecnologías blockchain.

Los promotores de esta entidad sin ánimo de lucro son Icofunding, RDC Abogados y finReg 360, que llevan varios meses trabajando en conjunto con los supervisores españoles, el Banco de España (BdE) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), para generar un entorno seguro para las empresas que están promoviendo proyectos de ICOs en España y en la Unión Europea (UE). Las emisiones iniciales de monedas y tokens criptográficos, a cambio de financiación para startups y empresas, es una de las posibilidades que ofrece la ‘cadena de bloques’ que más rápido se ha acelerado hasta el punto de que 5.000 millones de dólares se han recaudado entre 2017 y lo que llevamos de 2018.

Este sector aboca al mundo empresarial a un claro cambio de paradigma, en el que “la tecnología se está desarrollando mucho más rápido que la regulación”, explica AETOK en un comunicado. “Por lo que se está estrangulando un canal de financiación alternativa para las pequeñas y medianas empresas, lo que está provocando a su vez que este tipo de proyectos se desarrollen en el extranjero, con la consecuente pérdida de talento y riqueza para nuestro país”, denuncia la asociación.

Sin ir más lejos, Nostrum, la marca de Home Meal Replacement -empresa que cotiza en el MAB- está inmersa en la preventa de su ICO, el Meal token, una iniciativa inédita en nuestro país, ya que es la primera empresa productiva española que se embarca en una experiencia de este tipo. Por ahora, se ha adscrito a la regulación de la FIMNA suiza, pero el presidente de la CNMV, Sebastián Albella, se ha mostrado dispuesto a colaborar con Home Meal, para acometer el lanzamiento de su ICO en España.

No obstante, el supervisor de los mercados mantiene su postura de cautela ante los riesgos de la inversión en criptomonedas y señala que hay un componente internacional a la hora de regular estos activos virtuales. No en vano, en la cumbre del G-20, que se desarrolla en Buenos Aires el 19 y 20 de marzo, las criptomonedas centrarán la atención de banqueros centrales y ministros de economía en dos sesiones de trabajo destinadas a alcanzar un acuerdo conjunto sobre este nuevo mercado.

De vuelta al mercado nacional, Albella advierte de aquellas plataformas que comercializan este tipo de activos sin figurar en los registros del supervisor. «Son intermediarios no regulados que permiten invertir incluso con tarjeta de crédito, a mí personalmente me parecen muy peligrosas en términos de riesgos», apunta.

OBJETIVOS DE AETOK

Pero pese a los avisos, existe una buena disposición de los reguladores para debatir de qué forma debe España abordar las ICOs y los desarrollos en la blockchain, cuentan fuentes del sector a ‘Bolsamanía’. Por este motivo, AETOK quiere proponer un marco de trabajo que ayude a consolidar el país como una potencia en la blockchain.

El plan de AETOK para impulsar el desarrollo del sector se sustenta en cuatro pilares, que pasan, en primer lugar, por el diálogo con instituciones, autoridades y supervisores y reguladores nacionales y comunitarios para desarrollar la regulación del sector ICO. Además, prepararán un libro blanco de ICOs que promueva la creación de un marco normativo que dé seguridad jurídica a las empresas y los inversores en este ámbito. Llevarán a cabo también la creación de una autorregulación y un código de conducta propios y, por último, trabajarán por la divulgación del conocimiento de las ICOs y la tokenización.

AETOK ya cuenta con 35 entidades adheridas. Y entre sus miembros se encuentran compañías que están inmersas en el lanzamiento de sus ICO, despachos de abogados, firmas de consultoría de blockchain y compañías de marketing.

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El lobby empresarial Barcelona Global ha lanzado una advertencia: la reputación de la marca Barcelona está en peligro. Desde esta institución, privada y sin ánimo de lucro, se insta a los responsables de la situación por la que está atravesando la ciudad «que emprendan todas las medidas para que Barcelona recupere su imagen de ciudad global, activa, abierta al talento, la creatividad y la ciencia».

En representación de las principales empresas que operan en la capital catalana, Barcelona Global ha recordado en un comunicado «que es una ciudad respetada y admirada, y está cerca de formar parte del selecto grupo de ciudades globales». En este sentido recuerda que «llegar hasta aquí no ha sido fácil. Construir esta reputación, la marca Barcelona, ha sido un trabajo de décadas en el que todos hemos contribuido».

La entidad, presidida por Gonzalo Rodés, ha hecho un repaso a algunos de los logros obtenidos por la ciudad desde 2012 -año en el que se constituyó Barcelona Global- en una nota que ha titulado «No good news today«. En la misma, menciona desde la llegada de Amazon, la sede del Hub Digital de Nestlé; a éxitos empresariales como Wallapop, Privalia, eDreams, y otras grandes marcas como Apple, Uniqlo o Hotel Mandarin Oriental que desde hace pocos años han elegido Barcelona como la ciudad para abrir el mercado de España.

También valoran el hecho más reciente: «Acabamos de recibir la mejor calificación entre las ciudades candidatas que aspiran a ser sede de la Agencia Europea de Medicamentos».

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“!Qué hambre tengo! Búscame un lobista que me invite a comer”, espeta a su asistente un congresista en la serie americana Veep. Y tiene gracia, la verdad. Esta idea del lobista, como rara avis que sobrevuela parlamentos y ministerios en busca de nada bueno, triunfa. Podría haber sido peor, y que el congresista dijera “¡No tengo pasta! Búscame un lobista que me pague una comisión” o “¡Me echan del partido! Búscame un lobista que me haga consejero”. Es un chiste multimodal y archigracioso, admite múltiples combinaciones y todas hacen gracia. Prueba.

Existe en el imaginario colectivo un lazo que une la palabra lobista con el código penal. Es un lazo invisible o, si prefieres, un presunto lazo. Dejé de encogerme de hombros por esta analogía el día en que, en una reunión con un diputado, al hacerle entrega de un sobre, el diputado levantó las manos como si le apuntara con un arma. Tardé unos segundos en comprender el terror de sus ojos. Abrí el sobre ante su mirada perpleja, extraje con sumo cuidado las fotografías de la entrega de premios a la que había asistido el diputado y su equipo y se las mostré. Guardé el sobre, entregué las fotos, nos dio la risa. Fue un momento sobre-cogedor. Otro de los clásicos entre el humor de mis colegas. La risa como mecanismo de defensa.

De regreso a la oficina pensaba en Olivia Pope y en Remy Danton. Las fotos y yo éramos el antihéroe. La ficción como abismo insondable. Y pensé en el propósito de la acción de lobby. Salía de una reunión de trabajo, en la que solo había querido ser amable, y cuyo objeto era trasladar las conclusiones de un informe internacional sobre un asunto en pleno proceso de regulación. Si no hubiera sido por la risa y la ficción habría creído que la reunión y su contenido tenían valor para ambas partes. La privada, sí, pero la pública también.

Entre lo público y lo privado

Naturalizar el diálogo entre lo público y lo privado es un síntoma de madurez democrática. Más si cabe, en un contexto complejo, volátil e interdependiente como el actual. Las soluciones políticas ya no podrán ser unilaterales. Y, con huella legislativa, las soluciones políticas ya no podrán ser de parte. Lo veremos en los próximos me… años.

Regulación del `lobbying´

Solo nos falta un Gobierno y un Parlamento plenamente operativos para que la regulación del lobbying sea una realidad en nuestro país. Una regulación entendida como respuesta a una sociedad que reclama transparencia y trazabilidad en la toma de decisión pública. Ya hay iniciativas activas en varias autonomías y ayuntamientos y la propia CNMC se sumó hace unos meses, con la puesta en marcha de un registro de lobistas y la publicación de la agenda de sus altos cargos. Es un camino de no retorno y el reto no es hacerlo, sino hacerlo bien.

Pero nos faltan referentes y nos sobran recelos (y humor y ficción). Dice el filósofo Javier Gomá que, “en esta época postnihilista, en la que el autoritarismo y coerción han perdido definitivamente su poder cohesionador, solo la fuerza persuasiva del ejemplo virtuoso es capaz de promover la auténtica emancipación del ciudadano”.

Nos faltan referentes, comentaba antes de la digresión. La sociedad y la política están cambiando y nosotros, los grupos de interés y lobbies, hemos de hacerlo con ella. Pero hay poca literatura en español sobre lobbying, poca investigación en nuestras universidades, muy poca oferta formativa y muy pocos casos de éxito publicados y de los que aprender. Aún trabajamos en el apagón. Por eso, es una muy buena noticia que la Universidad Carlos III de Madrid y LLORENTE & CUENCA se hayan unido para poner en marcha el Título de Especialista en Asuntos Públicos y LobbyingNecesitamos contribuir entre todos a la profesionalización de la acción de lobby, como ese intercambio, legítimo y veraz, de información relevante que aspira, desde las empresas, las ong, las patronales o los sindicatos, a influir en la toma de decisión pública. Para que, poco a poco, el humor y la ficción ocupen su lugar y dejen a la realidad el espacio que le corresponde en la construcción democrática. Este debería ser un compromiso de todos. Búscame a ese lobista.

Autora: Carmen Muñoz

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La labor de los lobbies no es buena ni mala en sí misma. Compañías, patronales, organizaciones sociales u otras entidades se dedican a trasladar sus puntos de vista y sus conocimientos avanzados sobre una materia a las instituciones encargadas de regularla, con el objetivo –claro- de que la normativa sea lo más acorde posible a sus intereses.

Con la transparencia suficiente para evitar presiones improcedentes y garantizando la independencia plena de los reguladores para no plegarse a posiciones contrarias al interés general por la presión de los lobbies, la tarea de las compañías directamente afectadas –o de las empresas subcontratadas por estar especializadas en las relaciones con la Administración- que busca de influir en el marco normativo no levantaría demasiadas suspicacias. O al menos no tantas como hasta ahora.

El problema son las dudas acerca de si el lobby se realiza con esa transparencia y si se soporta con independencia real por parte de las Administraciones. Una incertidumbre que aviva el hecho de que la labor del lobby no cuente con una regulación específica en muchos países (entre ellos, España o el conjunto de la Unión Europea).

A la espera de que llegue regulación, algunos estudios confirman el gran partido que las empresas son capaces de sacarle al lobby, con un impacto directo en el incremento de su rentabilidad. Según un reciente informe de James Bessen, economista y profesor de la Boston University School of Law, las inversiones en lobby y actividades políticas se han convertido en el parámetro con mayores márgenes de rentabilidad para las empresas y en un aspecto primordial en el incremento de los beneficios corporativos.

En el estudio se analizan la evolución de los beneficios de las compañías estadounidenses desde 1970 y la evolución en el mismo periodo de los márgenes de rentabilidad de las inversiones en capital, en equipos, en investigación y en lobby, entre otros aspectos. Los resultados, recogidos en Harvard Business Review, desvelan que hasta aproximadamente el año 2000 el factor que más influía en el incremento de los beneficios de las empresas era la inversión en I+D, pero con el nuevo siglo la inversión en lobby y en labores políticas y de regulación se ha colocado como el principal factor en los resultados de las empresas con carácter general.

Según otro estudio elaborado por profesores de la Universidad Washington y Lee y la Universidad de Kansas, el retorno económico de las actividades de lobby sería absolutamente disparatado. El informe, datado en 2009, por cada dólar invertido por las compañías en influir en la regulación que le afecta acabarían obtenido 220 dólares.

Los sectores que se verían más directamente beneficiados por la labor de sus compañías en lobby, y dada su dependencia de sus actividades en relación a los marcos regulatorios, son fundamentalmente cinco: el sector farmacéutico y químico, petróleo, equipos de transporte y defensa, servicios públicos y comunicaciones. De hecho, estos cinco sectores ven condicionado prácticamente todo el margen de beneficio en función de influencia política, al menos en Estados Unidos (aunque es evidente que no sólo y que el escenario se repite en otras latitudes).

El impacto del lobby en los resultados de las compañías va mucho más allá de la mera consecución de una rebaja de impuestos (que de manera evidente permite elevar el beneficio), y contempla otros escenarios más complejos. De hecho, Bessen apunta casos en que las leyes en que aumentan los estándares de seguridad y las exigencias medioambientales pueden acabar elevar los beneficios de las empresas afectadas al impedir que otras nuevas compañías entren en el mercado.

Autor:  Raúl Hernández González

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