La eterna discusión sobre la medición de resultados de las estrategias de public affairs. En esta era de cambios inmediatos y crisis permanentes que hacen evolucionar las sociedades de forma vertiginosa, las organizaciones se enfrentan continuamente a resolver problemas muy complejos.

Llevamos años discutiendo entre los profesionales que nos dedicamos a ejercer la profesión de lobista sobre cómo podemos medir el impacto de nuestro trabajo. Y tengo que reconocer que todavía queda mucho de show off, de demostrar hacia fuera que hacemos algo, y eso hace que a veces no prestemos la suficiente atención a explicar cuáles son los cambios reales que hemos logrado. 

Es de suma importancia que seamos transparentes a la hora de presentar los resultados. Una buena estrategia requiere tener una objetivos claros, concisos y concretos que se pueden medir eficazmente a través de outputs precisos. Es fundamental saber medir bien los resultados de las estrategias que llevamos de forma clara y transparente.

A veces esa métrica de rendición de resultados se plantea desde la parte más cuantitativa, por ejemplo, cuántas reuniones con representantes del poder legislativo hemos logramos mantener, y no desde la parte cualitativa e qué acciones han llevado a cabo los representantes legislativos desde que mantuvimos un encuentro con ellos. 

En mi opinión considero que es necesario que pongamos el foco en lo cualitativo y no en lo cuantitativo, porque podemos lograr más con menos. No es el número de reuniones o conversaciones que tengamos, es lo que consigamos de las reuniones que tengamos. 

Para acertar en la parte cualitativa, hay que tener una estrategia muy clara, por ejemplo, hay que saber porque vas a ver a una persona, qué mensaje vas a compartir y qué acción vas a plantear.

Y esa acción no es un favor, es algo realista y viable que se pueda llevar a cabo y sea en beneficio del interés general. Los profesionales de Public Affairs no nos dedicamos a pedir favores, nos dedicamos a proponer ideas que ayuden a mejorar el marco normativo o regulatorio aplicando nuestro conocimiento y experiencia.

Medir los resultados de una forma clara y transparente nos va a permitir corregir la estrategia en el caso que sea necesario, bien porque no esté funcionando o porque te encuentres desafíos inesperados.

Además, para hacer bien nuestro trabajo es importante tener recursos, y para obtener esos recursos como tiempo, presupuesto o poder de decisión, la medición del impacto de nuestros resultados es vital. Midiendo los resultados seremos capaces de calcular el valor de retorno de la inversión, y saber si el esfuerzo realizado merece la pena para el fin de la organización para la que trabajamos.

En definitiva, midiendo los resultados haremos que nuestro trabajo aporte más valor a las organizaciones y también ayudaremos en ese camino a la profesionalización de nuestro trabajo tan necesaria en España.