Según el estudio “La visión empresarial de los Public Affaires en España” realizado por la Escuela Internacional de Comunicación (EIC) y el Foro APRI –integrado por las consultoras de Public Affairs y Relaciones Institucionales Burson-Marsteller, Political Intelligence, KREAB, Deva y Redondo y Asociados- 4 de cada 10 responsables de los asuntos públicos en las empresas y organizaciones en España depende directamente de la dirección general. Los cambios en el tablero político y el aumento de la regulación se adivinan como los factores clave del aumento del peso de estos profesionales en el entorno privado, una tendencia que a todas luces seguirá al alza en España, donde aún se espera una regulación uniforme sobre el lobby y el trabajo de los profesionales de los asuntos públicos.

La regeneración política que ha vivido –y vive actualmente– España, unido a la exigencia de una mayor transparencia a las organizaciones privadas está contribuyendo en los últimos tiempos a que una figura –hasta ahora invisible– salga de las penumbras. Los profesionales de los asuntos públicos o relaciones institucionales (los llamados –y denostados– lobistas) poco a poco se van colocando al frente de las organizaciones y ocupando puestos de poder. Así al menos lo demuestra el estudio “La visión empresarial de los Public Affaires en España”, realizado por la APRI en colaboración con las firmas Burson Marsteller, Deva, KREAB, Political Intelligence y Redondo y Asociados y que se ha presentado esta semana en Madrid. Según este informe, el 40% de los profesionales de los asuntos públicos reporta directamente a la dirección general de las compañías, una prueba del peso que esta figura está cobrando en el sector empresarial nacional.

Aún la figura del profesional de las relaciones institucionales está cobrando protagonismo, y muchas veces estas competencias están siendo asumidas por otras figuras dentro de las empresas. Así, por ejemplo, un 6% de los responsables de marketing y comunicación también se hacen cargo de estas funciones. El 16% de los responsables de los asuntos corporativos. La figura que más acapara las relaciones con los stakeholders públicos es el responsable de relaciones externas, precisamente por esa cercanía con los grupos de interés ajenos a la organización.

Los asuntos públicos están cada vez más integrados en la estructura corporativa

Según el estudio “La visión empresarial de los Public Affaires en España”, las grandes empresas, asociaciones empresariales, despachos de public affaires y ONG´s son quienes más desarrollan esta actividad en España. Influir en la regulación de las actividades sectoriales y mejorar el entorno de negocio de las compañías son las principales utilidades de los public affaires para los profesionales. Sin embargo, y a pesar de la mejora de la imagen del trabajo de estos profesionales, aún la falta de una regulación a nivel nacional hace difícil que cambie la percepción sobre su trabajo con las administraciones públicas. En este sentido, transparencia, regulación, y registro son los factores que, a juicio de los profesionales de las relaciones institucionales, contribuyen a mejorar la percepción de esta actividad en la sociedad. Por este motivo, para la inmensa mayoría de los profesionales entrevistados en el estudio, la regulación de la actividad de lobby y public affaires es necesaria.

Una de las asignaturas pendientes del anterior gobierno del Partido Popular fue sacar adelante la prometida y ansiada regulación del lobby dentro del Congreso de los Diputados. Por el momento, desde algunas comunidades autónomas e instituciones, como la CNMC o el ayuntamiento de Madrid se han puesto en marcha iniciativas relacionadas con el registro de lobistas y empresas dedicadas a los asuntos públicos, aunque estas medidas son vistas con buenos ojos por el sector, aún se consideran insuficientes. Para muchos profesionales, la regulación ayudará a una mejora de la práctica y también una mejora notable en la percepción pública de la actividad del lobby y los asuntos públicos.

El asesoramiento externo en Public Affaires, con buenos ojos por las empresas

Según el estudio de APRI, “la mayoría de las compañías trabajan con consultoras especializadas y el 88% repetiría las compañías contratadas con recursos externos”. En este sentido, la puesta en marcha de registros como el de la CNMC, ha abierto las puertas a muchas empresas del sector a “hacerse visibles” en estas tareas y poder ofrecer sus servicios de una manera profesional, alejada de las sombras.

Artículo original

05-10-2016 | C’s

El presidente de Ciudadanos anuncia otra iniciativa parlamentaria para defender la independencia de la justicia y que doce de los miembros del CGPJ sean elegidos por jueces y magistrados

“La ley que presentamos es un obús a la línea de flotación de la corrupción en España”, ha asegurado el presidente de Ciudadanos (C’s), Albert Rivera, que se ha reunido en el Congreso con asociaciones de la sociedad civil para recabar ideas y apoyos en la lucha contra la corrupción. Los objetivos de esta ley, según Rivera, son “devolver la confianza de los españoles en las instituciones, desmentir el mito de que la corrupción es intrínseca a la administración española y acabar con el segundo problema de los ciudadanos según el CIS”.

“Esta ley es una medida ambiciosa para combatir la corrupción”, ha afirmado el líder de C’s, que ha confiado en que “se tramite cuanto antes”. Para Rivera, “sería importantísimo que se ponga en marcha una ley como esta, que tiene la voluntad de ser ómnibus porque es una reforma global”.

El presidente de C’s ha asegurado que “muchos de los puntos de esta ley están firmados por el PP en el acuerdo de investidura y por el PSOE en el acuerdo de gobierno”. Algunos de los puntos que recoge el texto son: protección de los denunciantes, obligación a los encausados de abandonar su escaño, fin de los indultos por corrupción política, tipificación del delito de enriquecimiento ilícito o añadir la responsabilidad subsidiaria de los partidos políticos para que controlen la corrupción.

En la reunión, además de Rivera, han participado el vicepresidente primero del Congreso, Nacho Prendes; la portavoz del GPC’s en la Comisión de Justicia, Patricia Reyes; y el presidente de la Comisión para la Auditoría de la Calidad Democrática, la Lucha contra la Corrupción y las Reformas Institucionales y Legales, Toni Cantó. Al encuentro, de más de una hora de duración, han asistido Fundación Hay Derecho, Fundación Civio, Change.org, Politikon, Acces Info Europa, +Democracia, la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales y Foro por la Transparencia.

Rivera también ha anunciado que el Grupo Parlamentario Ciudadanos (GPC’s) ha registrado una iniciativa para defender la justicia independiente y que doce de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sean escogidos por jueces y magistrados. “Defendemos un Pacto por la Justicia y queremos que el órgano de gobierno de los jueces esté despolitizado”, ha asegurado el líder de C’s.

Sobre la gobernabilidad en España, el presidente del partido naranja ha asegurado que “no tiene sentido que el que quiere ser presidente ponga condiciones a los que le van a apoyar” y se ha mostrado convencido de que, “si el PSOE se abstiene, Rajoy no se va a autobloquear e irá a la investidura”. Para Rivera, que ha lamentado “la naturalidad con la que algunos asumen la repetición de las elecciones”, “hace una semana estábamos peor que hoy porque el PSOE insistía en el ‘no’ y ahora hay una gestora que quiere debatir sobre la investidura de Rajoy”.

El Mundo. Domingo 21 de septiembre de 2014. CARTAS AL DIRECTOR Carta del Día Aclaración de APRI Sr. Director: Le escribo en nombre de APRI, la asociación que representa al colectivo de lobistas españoles y que tiene, entre otros, el objetivo de obtener el reconocimiento profesional de su actividad. El pasado lunes 15 de septiembre…

El Periódico. Sábado 30 de agosto de 2014

UNA ACTIVIDAD CON ESCASO CONTROL

Lobis en el pelotón de cola

Los grupos de presión españoles suspenden en un estudio internacional por su falta de transparencia. El sector lleva siete años pidiendo una legislación que reduzca la opacidad.

Suspenden por opacos. Y son opacos porque no tienen forma de no serlo. Esa es la paradoja que lleva a los lobis españoles a suspender estrepitosamente en un estudio elaborado por Transparencia Internacional, que se presentará en Madrid a finales de septiembre, según han confirmado a EL PERIÓDICO fuentes de la organización. Los responsables del estudio reconocen que, aunque faltan por ultimar detalles, los datos ya están recogidos y el informe situará al lobi en España en el pelotón de cola de los 16 países europeos analizados.
El suspenso no sorprende a nadie y mucho menos al sector, que pide a gritos desde hace siete años una regulación para ser transparente. «Sí, es cierto. La conclusión fundamental es que España está muy atrasada. Es necesario que se regule y se establezcan las reglas del juego, que haya un registro de lobistas y que no exista información oculta», admite Jesús Lizcano, presidente de Transparencia Internacional España. El estudio Lifting the lid on lobbying (levantando el velo al lobi) hace un balance general y se desglosa en media docena de sectores en los que se ejerce esta actividad, como el ámbito farmacéutico, banca, telecomunicaciones yo defensa. España suspende en casi todos los apartados, según confirman los investigadores.
«No tengo duda, España va a salir fatal. ¿Qué quieres? Si no hay regulación no hay transparencia», coincide María Rosa Rotondo, presidenta de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI), que lleva siete años pidiendo una normativa. Exigen que haya un registro de lobistas en el Congreso de los Diputados en el que cada profesional indique a quién representa, con qué diputado se reúne y qué ha ido a explicarle. Además, quieren que los lobistas firmen un código de conducta ético. En posturas maximalistas, aspiran también a que ese mismo control existiese también en el Ejecutivo, es decir, en la Moncloa. «Ojalá este palo sirva de estímulo y nos regulen de una vez», espera Rotondo.
Aunque el Gobierno se ha comprometido a legislar sobre los lobis en varias ocasiones, desestimó finalmente hacerlo en el marco de la ley de la transparencia. Fue un jarro de agua fría para los lobistas, que han de esperar a lo que decida la Comisión de Reglamento del Congreso, que tiene tal cantidad de asuntos pendientes de regular que nadie ve factible que se apruebe antes del fin de la legislatura.

Leyenda negra

Decía John Fitzgerald Kennedy que los lobistas eran personas que le permitían comprender en 10 minutos los problemas que sus asesores tardaban tres días en explicarle. El sector tiene una larga tradición y legitimidad en el mundo anglosajón, pero en España los gabinetes de asuntos públicos vienen cargando con la leyenda negra de hombres con traje negro que compran voluntades políticas desde que las influencias se ejercían en las cacerías del conde de Romanones. La situación contrasta con otros países. En el Parlamento Europeo el registro de lobistas es voluntario y están inscritos 5.000 profesionales; en Washington, cerca de 13.000. En España, el sector estima que podrían ser alrededor de 500.

La primera institución que levantará el velo a los lobistas será el Parlament, a través de la ley catalana de transparencia, todavía en trámite, que prevé crear un registro en el que quede constancia de sus actividades, sus clientes y las percepciones económicas que reciben. «No está madurado aún cómo lo van a impulsar. Si no lo dotan de recursos económicos y humanos puede acabar siendo un quiero y no puedo», puntualiza el lobista Miguel Ferrer. A los profesionales catalanes les preocupa que se pretenda establecer una excepción para los juristas, que no estarían obligados a registrarse como lobistas. «Lo que se cita como profesionales del derecho puede acabar siendo un coladero, porque hay muchos abogados que, en realidad, se dedican al lobi», sentencia Ferrer. En otras palabras, sería como levantar el velo al lobi oficial y permitir otro en la sombra.

 

Iolanda Màrmol

Periodista en El Periódico

@iolandamarmol

 

Versión WEB

Revista Médica. Domingo 08 de junio de 2014

‘Lobbies’ en la sanidad sí, pero regulados

 

Es muy difícil que una organización relacionada con el sistema sanitario español reconozca que es un lobby. La mala fama que arrastran estos grupos de presión en nuestro país es evidente en el sector, pero ya hay algunos que se atreven a emplear el término para definirse, quitándose de encima prejuicios que parecen anticuados. El Congreso de los Diputados prevé impulsar la regulación de los lobbies a través de una modificación en su reglamento que contribuirá a la normalización del cabildeo.

Si se entiende por lobby estrategia, desarrollo de negocio y representación legítima de los intereses, según la definición que esgriman sus defensores, no resulta difícil identificar estas actividades con las que llevan a cabo diversas organizaciones del sistema sanitario español. Sin embargo, a pesar de que muchos agentes actúan como tal, rechazan la etiqueta de lobby o de grupo de cabildeo, si huimos del término anglosajón. Quizá porque se entiende como un concepto peyorativo que se asocia a la corrupción y al compadreo –aunque los lobistas españoles dicen que lo anterior no es lobby, sino otra cosa– y, seguramente, porque en nuestro país no está regulado, aunque parece que el Congreso de los Diputados por fin se ha puesto a ello.
Durante su primer debate sobre el estado de la nación como presidente del Gobierno, celebrado el 20 de febrero de 2013, Mariano Rajoy habló de la necesidad de una regulación parlamentaria de las organizaciones de intereses, es decir, de los lobbies, para clarificar “cuáles pueden ser sus actividades y cuáles deben ser sus límites”.

Ha transcurrido más de un año y desde la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI), que agrupa y representa a los lobistas españoles, comentan que dicha regulación se tenía que incluir en la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno. Pero no fue así, dado que se decidió impulsar la regulación del cabildeo a través de una modificación en la normativa del Congreso de los Diputados. Después del último debate sobre el estado de la nación (25 y 26 de febrero de 2014), PP y CiU pactaron una resolución que prevé la regulación de los lobbiesen el marco de la reforma del reglamento del Congreso. En APRI consideran que este acuerdo es un paso más hacia la efectiva ordenación del lobby, que llevan reclamando desde 2007, año en que se creó la asociación.
¿Por qué no se ha regulado antes? “Porque antes no había conocimiento específico sobre lo que era y lo que no era lobby. Además, la forma de hacer lobby en España ha sufrido, y quizá sigue sufriendo, una falta de profesionalización de la actividad, que no la encuadra de forma apropiada. Como consecuencia, por un lado se ha generado desconfianza hacia esta práctica y, por otro lado, se ha generado una percepción negativa de la actividad del lobby”, explica Andrea Vota, adjunto a la Junta Directiva de APRI.

Regulación a favor de la transparencia

Según se concluye en el El lobby en el nuevo marco regulatorio, un informe de 2013 que forma parte de un estudio realizado en 20 países de la Unión Europea y en el que han participado más de 600 políticos europeos, la mitad de los encuestados españoles opina que la falta de transparencia es lo más negativo del lobby, pero seis de cada diez afirman que el cabildeo asegura la participación en el proceso democrático de los actores económicos y sociales, y de los ciudadanos. “La creación de un registro es fundamental. Hay que ponerles cara a los representantes de la sociedad civil. Es un gesto de transparencia”, reivindican en APRI.

A la luz de este documento, presentado por Burson-Marsteller y Cariotipo MH5, los políticos españoles consideran que los principales lobistas son las organizaciones profesionales y las sectoriales, seguidas de las compañías, ONG, sindicatos y think tanks. Asimismo, las organizaciones profesionales son consideradas los grupos de cabildeo más eficaces, seguidas de las sectoriales, los sindicatos, los periodistas y las ONG. Por sectores, en el ámbito privado  destacan como más eficaces energía, salud, servicios financieros y telecomunicaciones.

Sí, en el ámbito sanitario hay lobbies, aunque son pocos los grupos de presión identificados por ‘Revista Médica’ que emplean este término y se refieren a ello con normalidad. “El que habla de lobbyasociándolo a corrupción y compadreo no está hablando de lobby, sino de corrupción y compadreo. Los que ejercen esta profesión de forma transparente y profesional nunca se reconocerán en esa visión del lobbyporque eso no es lobby, sino otra cosa. Lobby no es mover contactos, corromper a alguien o influir negativamente sobre las decisiones públicas. Lobby es estrategia, desarrollo de negocio y representación legítima de los intereses. Es una actividad que puede hacer que toda la sociedad en su conjunto crezca”, defiende Andrea Vota.

Cabildeo en la industria sanitaria

El director general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg), Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, es el único que se anima a decir abiertamente que considera a su organización un lobby. “Como la patronal del genérico, uno de nuestros objetivos fundamentales es actuar de interlocutores tanto con las Administraciones públicas sanitarias, de economía y de industria, como con otras instituciones y asociaciones. Con tres fines: informar sobre las actualizaciones de nuestro sector; explicar cuáles serían las condiciones normativas más ventajosas para nosotros y para el paciente; y darnos a conocer a los ciudadanos, a la Administración y a los stakeholders”, detalla. Para conseguir este último objetivo, Aeseg emplea medios de comunicación convencionales y lleva dos años desarrollando su presencia en redes sociales, orientadas tanto al ciudadano como a los agentes profesionales. Precisamente, tal y como se recoge en el informe mencionado anteriormente, las redes sociales se van haciendo un hueco en el día a día de los decisores españoles: una cuarta parte afirma consultar a diario Twitter (y un 15 por ciento al menos una vez a la semana) y un 22 por ciento, Facebook.

“Una regulación de los lobbies en nuestro país sería positiva porque el lobby es necesario y ya funciona de manera natural cada día. Sería muy naíf pensar que todos los miembros de la Administración, Congreso y Senado conocen perfectamente cada uno de los aspectos que se tratan desde el punto de vista normativo y legislativo. Por eso es muy importante la función de informar que tiene el lobby, y la interlocución fluida, de confianza y transparente equilibra el trabajo conjunto en la misma dirección”, señala Rodríguez de la Cuerda. Desde APRI se manifiestan en la misma línea: “El lobista es como un intérprete: traduce las necesidades de la entidad que representa al poder público. No porque el político no lo entienda, sino porque vivimos en una realidad tan compleja que es muy difícil poder tener conocimiento y competencia sobre toda materia”.

Sin embargo, en Farmaindustria, la patronal de los medicamentos innovadores, eluden hablar de lobby y reiteran que su misión es representar a la industria farmacéutica innovadora establecida en España ante las Administraciones públicas y ante el resto de agentes económicos y sociales; colaborar con las Administraciones públicas para configurar un marco regulador y económico estable y predecible que propicie el crecimiento equilibrado del mercado, el aumento de las actividades de I+D y el desarrollo de la industria farmacéutica; y potenciar la mejora de la percepción y un mayor conocimiento del sector, transmitiendo a ciudadanos, líderes de opinión y responsables públicos el valor que aportan los medicamentos y el sector farmacéutico al progreso social y económico y a la calidad de vida.

Resumiendo: representación legítima de los intereses, desarrollo de negocio y estrategia; la actividad a la que hacía referencia el portavoz de APRI. En la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) tampoco se pronuncian acerca de los lobbies, dicen no tener “ninguna opinión al respecto”. Según aparece reflejado en su página web, Fenin nació con la misión de agrupar a las empresas españolas de este sector, coordinar y defender sus intereses generales y ostentar su representación ante las autoridades autonómicas, nacionales y europeas… Está visto que la mala fama del término lobby en España provoca que algunas de las organizaciones consultadas por esta revista no quieran oír hablar de ello ni, mucho menos, reconocerse como tal.

Otros lobbies de la sanidad

Donde tampoco gusta la etiqueta de lobby es en la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme). “Facme engloba asociaciones médicas y que da su opinión cuando la Administración se lo pide, pero no es unlobby, si se entiende por lobby un grupo de influencia.

Facme propugna que el profesional recupere cierta presencia en la toma de decisiones, pero no es unlobby”, insiste Antonio Zapatero, tesorero de la federación.

Por otro lado, Juan Abarca Cidón, secretario general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), afirma que “actuamos como un grupo de interés, obviamente, porque nuestro objetivo es intentar poner en valor la aportación de la sanidad privada en nuestro país”. No obstante, matiza que “unlobby, como tal, pelea por sus intereses propios, pero el IDIS no solo busca defender al sistema privado, sino aportar fórmulas que mejoren, en general, el sistema sanitario de nuestro país”. Aun así, reconoce que el IDIS sería lo más parecido a un lobby de la sanidad privada en España, “porque no hay otro”. Respecto a una futura normativa de los grupos de cabildeo, Abarca Cidón da la bienvenida a “toda regulación que permita un marco de actuación normal”.

¿Y los pacientes? “Los pacientes son un lobby en Estados Unidos, pero aquí somos el oscuro objeto del deseo, como la película de Luis Buñuel, y la cosa no pasa de ahí.

El paciente ha sido un ignorado en nuestro país durante muchos años y ahora parece ser que desde las Administraciones, sociedades científicas, grupos de comunicación e industria hay un deseo de hacer cosas con nosotros, lo cual me parece muy bien. No sabemos lo que puede dar de sí esto”, comenta Alejandro Toledo, presidente de la Alianza General de Pacientes (AGP). La alianza está intentando que se lleve a cabo una modificación en la legislación para que se reconozca a los pacientes como agentes sociales y puedan estar presentes en la toma de decisiones que tengan que ver con su salud. Su presidente denuncia que el espacio de los pacientes “ha sido ocupado por las asociaciones de consumidores y usuarios, y por los sindicatos, que han participado en los consejos de salud y en muchos sitios donde deberían haber estado los pacientes organizados”.

Volviendo al informe El lobby en el nuevo marco regulatorio, cabe destacar que el 86 por ciento de los encuestados considera que ellobby ético y transparente contribuye al desarrollo político, pero para más del 90 por ciento el cabildeo no está suficientemente regulado en España. En la Unión Europea, donde sí lo está, hay 5.952 grupos de intereses y particulares inscritos en el Registro de Transparencia, según los datos recogidos hasta el pasado 31 de octubre de 2013. Está por ver si la esperada regulación de loslobbies en nuestro país –que, según sus defensores, define la calidad de las democracias contemporáneas– desmitifica y positiva la actividad de estos grupos para que el lobby deje de ser tabú.

 

Sandra Melgarejo

Periodista en Revista Médica


 

 

@s_melgarejo

Versión WEB

Diario ABC. Domingo 25 de mayo de 2014

REGULACION. EL CONGRESO NEGOCIA SU CONTROL

Luz y taquígrafos para la industria de la influencia

Los «lobbies»españoles reclaman un registro obligatorio y más transparencia

El tercer jueves de cada mes un grupo de «lobbistas» profesionales se reúne en un céntricorestaurante de Madrid para hacer contactos, conocerse y hablar sobre como debe ser el sector y su regulación. Quieren salir de la opacidad.Defienden un registro obligatorio, un control más estricto sobre los grupos de interés y no les parece mal que se hagan públicas las reuniones que mantienen con representantes políticos. La industria del «lobby» española reclama, en definitiva, luz ytaquígrafos. Y estos principios de transparencia los aplican en sus charlas mensuales: cualquier interesado puede asistir ya que las hacen publicas en la página web del organismo que agrupa al sector, la Asociación Profesional de RelacionesInstitucionales (APRI).

«Cuanta mayor sea la transparencia y la regulación sobre el “lobby”, más avanzada es la democracia de un país», resume Carmen Mateo, lobbista de Cariotipo MH5. El lobby, término anglosajón que significa pasillo, designa las actividades que tienen como objeto influir en la politica y los procesos de torna de decisiones. Tanto la Unión Europea como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recomiendan regular el sector. Y en estos momentos está en juego su legislación en España, hasta ahora inexistente. El Pleno del Congreso, mediante un pacto entre el PP y CiU, aprobó el pasado mes de marzo que el funcionamiento de los lobbies se regulara dentro de la reforma delReglamento de la Camara Baja, en el capítulo «Regeneración democrática».

«Al entrar dentro del Reglamento del Congreso se descarta por el momento que se haga un registro de aquellos lobbies que tratan con otros organismos políticos como Ejecutivo o parlamentos autonómicos que era lo que proponíamos desde CiU, pero es un avance», analiza Jordi Jané, diputado de Convergencia i Uniò.

El modelo es la UE, donde existe un registro voluntario en el que hay ya más de 6.000 lobbies inscritos. A pesar de que algunos países de nuestro entorno ya lo han regulado, solo unos catorce estados en todo el mundo cuentan con una legislación al uso. El pionero fue Estados Unidos. Con más de 12.000 lobbistas inscritos, Washington es la capitai de los grupos de interés y por ello su control es uno de los más estrictos. Los lobbies cuentan con un registro obligatorio, deben presentar cuentas trimestralmente y publicar sus reuniones con representantes políticos así como su lista de clientes o lo que cobran de cada uno.

Precisamente, son los lobbies profesionalizados en España los que más están luchando por una reglamentación del sector. APRI cuenta con 55 asociados pero la industria española del lobby es mucho mayor, aunque no se defina como tal. Grandes empresas, despachos de abogados, oenegés … muchos de ellos cuentan con departamentos dirigidos a influir, y cada vez hay más lobbistas en nuestro país. Parte de esta presión, viene de multinacionales acostumbradas a contar con grupo de presión. La parte más profesionalizada de la industria de la influencia española mueve unos 30 millones de euros, según estimaciones del sector. La regulación va a la zaga. De acuerdo a un estudio de Burson-Marsteller y Cariotipo MH5, en España el 46% de los políticos encuestados denuncia que la falta de transparencia es el aspecto más negativo de la actividad de lobby. Asimismo, el 93% opina que el lobby no estásuficientemente regulado y el 34% veía útil hacer un registro obligatorio.

«Nosotros propusimos que la inscripción fuera obligatoria con una enmienda a la Ley de Transparencia y ningún grupo parlamentario se opuso», recuerda Jané. María Rosa Rotondo, presidenta de APRI, compareció el año pasado para defender la inclusión de la regulación del lobby en la Ley deTransparencia. «Hicimos una propuesta de registro universal que se aplicara a todo el mundo, sin excepción. Que haya un código de conducta obligado como el europeo y que se aplique un régimensancionador en caso de incumplimiento. En cuanto a publicación de agendas o rendición de cuentas de los grupos de interés, todo lo que sea mas transparencia lo vemos positivo», valora Rotondo.

El «impass» de las elecciones europeas ha interrumpido la negociación parlamentaria en el Congreso.Carmen Mateo alberga pocas expectativas sobre que se vayan a aprobar medidas sobre la publicación de las reuniones entre miembros de las Cortes o el Gobierno y lobbistas. Otro de los puntos pendientes es la «huella legislativa», es decir, publicar qué parte de las leyes contienen párrafos de propuestas de lobbies. «La Plataforma de Afectados por la Hipoteca también es un ejemplo de grupo de presión», reseña Mateo.

«El lobby siempre ha existido en España pero ahora cada vez se está profesionalizando más y es necesario aportar transparencia y regulación», reclama Javier Valiente, socio director de Political Intelligence. Como señalan los lobbistas consultados, lo que se trata es de regular practicas y actividades que ya existen. En las leyes hay partes incluidas a propuesta de empresas y organizaciones sociales. Las reuniones entre grupos de presión y políticos ya se producen. La diferencia con el pasado será la existencia (o no) de una supervisión que controle y arroje luz sobre ello.

 

Javier Tahiri

Periodista de economía en ABC

@javiertahiri

 

El Confidencial. Domingo 26 de enero de 2014

PARA ROMPER CON LOS INTERESES OCULTOS

El nuevo ‘lobby’ español pretende salir de la oscuridad y que se regule su actuación

“Te asombraría la cantidad de manos que participan en el texto de esta ley”. “Claro, pero ¿cuántas? ¿Cuáles? ¿Las de quién?”. Sonríe la lobbista a la que dirigimos estas preguntas. Sonríe porque ni ella sabe contestar. Desde su diáfano despacho a escasos centenares de metros del parque del Retiro de Madrid se dedica a hacer valer los intereses de varias firmas de la industria farmacéutica ante el Ministerio de Sanidad.

Se llama Carmen Mateo, y es responsable de Cariotipo H5. Es lobbista de profesión. Desde hace 15 años y tras pasar por el periodismo, se presenta así, como lobbista. Desde hace cinco pertenece a un grupo de profesionales de este sector en alza que quiere salir de la sombra, alejarse de leyendas urbanas -algunas más, otras menos- sobre maletines y pasillos oscuros. Quieren romper con una forma rancia de influir sobre el poder, que empieza en el Congreso y acaba en los privé de conocidos restaurantes.

Son la Asociación de Profesionales de las Relaciones Públicas (APRI) y presentarán el próximo 12 de febrero una propuesta concreta para la primera regulación del lobby en España: están haciendo lobbypara que se regulen los lobbies. Algo que, dentro de las paredes del Congreso, asusta y entusiasma a partes iguales.

Las “enmiendas Florentino”

La OCDE define el lobby como la acción de “intereses privados que buscan influenciar las decisiones de los Gobiernos, leyes o adjudicación de los contratos”. Y, dentro de un esquema de normas, lo considera“parte fundamental de la política en las democracias modernas”. “En España, a día de hoy, no hay un cultura de lobby como la que pueda haber en países anglosajones”, comentan al respecto fuentes del Partido Popular. No todos coincidirían, pero lo cierto es que un vistazo a las hemerotecas bastaría para darles la razón. El lobby, o sus pocas apariciones bajo los focos mediáticos, no se ha llevado las mejores portadas.

Un ejemplo de ello fue la conocida como ‘enmienda Florentino’. Un apodo que habla solo y que se refiere al cambio legislativo con el que, en 2011, el Gobierno del PSOE facilitaba que ACS, la constructora de Florentino Pérez, y Sacyr pudieran controlar Iberdrola y Repsol. Las obligaba a abolir los blindajes que impedían que cualquier accionista votara por más del 10% del capital aunque fuese dueño de un porcentaje mayor. En los pasillos del Congreso, la historia de esa ley es un secreto a voces; a los medios, a la ciudadanía, llegó alguna filtración de las reuniones del Ejecutivo con las partes interesadas.

Por no hablar del poderoso lobby eléctrico, que incluye ilustres nombres de expolíticos. Más de unlobbista profesional español contesta con la expresión “vergüenza ajena” cuando se le pregunta su opinión sobre los juegos de interés en ese sector. O sobre el que fleta sus aviones para acompañar a Mariano Rajoy en sus visitas a Washington, el Consejo Empresarial para la Competividad, y con el que este periódico no ha conseguido obtener una entrevista para hablar de transparencia y presiones políticas. Se trata de grupos que actúan con un objetivo claro: conseguir acuerdos, oportunidades de negocio o simplemente una foto en el lugar y momento adecuados.

“El concepto de lobby encaja más con realidades como la norteamericana, donde es algo claro y establecido”, opinan al respecto las fuentes consultadas en el PP. En Estados Unidos, las campañas electorales se basan en losfondos que grandes empresarios puedan aportar a las campañas de los candidatos. A cambio, estos apoyarán sus intereses durante su posible mandato: Sheldon Adelson y su relación con los candidatos republicanos fue un ejemplo de ello.

Saltando a Europa, la patria del lobby es, sin duda, Bruselas. Más de 4.000lobbistas acreditados se reúnen a diario con los 766 representantes de los ciudadanos europeos, haciendo valer sus intereses e intentado conseguir otros. Lo demostró Michel Petite, presidente del comité de ética de la Unión Europea y encargado de controlar la influencia de los grupos de presión, que renunció a su puesto el 18 de diciembre debido a que “su posición se había vuelto insostenible” por un conflicto de intereses. Un año antes, como abogado en el bufete Clifford Chance, Petite había defendido en varias ocasiones las posiciones del fabricante de tabaco Philip Morris en reuniones con la Comisión Europea.

La diferencia entre estas dos realidades y España está en el nivel de transparencia. Cualquiera puede acceder al Lobby Register de la Unión Europea, donde quedan registrados todos los datos de quienes ejercen esta actividad en Bruselas. Hay 6.150 entre entidades y profesionales. Cada vez que se le convoca para una reunión privada, cualquier eurodiputado puede comprobar quién lo hace. Conflictos de intereses, puertas giratorias e intercambio de favores son las prácticas que deben evitarse y las razones por las que cada vez más voces piden que el registro sea obligatorio y no voluntario, como hasta ahora.

De hecho, varios diputados comunitarios han tomado la decisión de no runirse con lobbistas que no estén en el registro. Otros prefieren tener un abanico amplio: “Me llegan dosieres de todo tipo, de todos los ámbitos. Me reúno con todo el mundo, y a partir de ahí fijo mi posición”, admite una eruodiputada española.

En Estados Unidos, la Lobbying Disclosure Act permitió, en 1995, la creación de un fichero interno a la House of Representantive, el Congreso, para seguir el rastro de las reuniones de los diputados.

Transparencia, ¿para quién?

Desde asociaciones como APRI defienden que en España exista, y esté dando sus primeros pasos, unlobby profesional. “Las cosas ya están cambiando: hace unos años nos llamaban contratistas, ahora más de uno empieza a reconocernos por lo que somos”, explica Javier Valiente, lobbista en la firma Political Intelligence. Es una de las manos que pueden intentar influir en una ley y cree que ”el lobbista es alguien que representa los intereses de un determinado sector frente a las instituciones”.

¿Cómo? “Se intenta aportar algo desde el primer momento, desde el primer borrador de un proyecto de ley. Se hacen contactos tanto a nivel político como técnico, y un seguimiento del proceso de cerca. También se lleva a cabo mucho trabajo de escritorio y de investigación jurídica y económica”, argumenta.

Pero a la hora de decidir qué entrará y qué no en el texto de una ley, ellobbista no tiene la última palabra:“Es el político o el funcionario quien fija la posición de la administración. Nadie más”, asegura Valiente resumiendo la posición de todos los entrevistados.

En un momento en el que la corrupción política es la primera preocupación de los ciudadanos, es complicado confiar en ese último paso. Muchos creen que a menudo influyen amiguismos, favores o apoyos útiles de cara al futuro, como demuestra el caso de las ITV, que azota al Gobierno de Cataluña: la nueva línea de investigación de la Fiscalía Anticorrupción cree que Oriol Pujol habría cobrado 30.000 euros al empresario de las ITV Ricard Puignou a cambio de votar a favor de sus intereses en la tramitación de la Ley de Seguridad Industrial del tripartit.

Es por ello que la transparencia de este proceso puede marcar un antes y un después. Para abrir más puertas al sector privado por un lado; para que los ciudadanos puedan tener más control sobre lo público por el otro: “En la Unión Europea,sabes perfectamente qué funcionario o qué persona lleva un dosier sobre un tema en concreto. En España, coge el caso de la Ley de Mecenazgo: nos está pasando que, a día de hoy, no sabemos quién está elaborando el borrador”, ejemplifica Jaime Olmos, lobbista de la consultora internacional Kreab Gavin Anderson.

La creación de la huella legislativa es una de las propuestas que barajan los miembros de APRI, y que no disgusta a más de un parlamentario. Implicaría implementar un seguimiento de todos los pasos que recorre una ley antes de su aplicación: un procedimiento de fácil aplicación con las nuevas tecnologías para que se pueda saber, entre otros, con quién se reunió el ministro de Medio Ambiente antes de que la Ley de Costas llegara al BOE.

“La huella legislativa serviría para dar una garantía en la toma de decisiones. Ayudaría a legitimar el sistema”, argumenta María Rosa Rotondo, que es Presidenta de APRI. “También está claro que es necesaria una cierta madurez parlamentaria para que esto se implemente, pero la responsabilidad del político está justamente en tener la opción de aceptar o no lo que le ofrecen”.

Agendas ocultas

¿Está listo el Parlamento español para una apertura de este tipo? LaFundación Ciudadan Civio ha intentado averiguarlo. En un reciente estudio, ha analizado las agendas de trabajo de todas las formaciones políticas, con el objetivo de fomentar la transparencia a la hora de conocer con quién se reúnen los representantes de la ciudadanía. “La mala noticia es que la gran mayoría publica solo actos oficiales”, resume en la web de su proyecto ‘Quién Manda’, pero “la buena es que empezamos a ver brotes verdes”.

Entre los brotes está Joan Coscubella, diputado de ICV. Este barcelonés y su formación publicanen su página web la agenda de todos sus encuentros, desde los que mantiene con ciudadanos hasta con grupos de interés o periodistas (incluida la que sirvió para este reportaje): “Apuntamos cualquier tipo de reunión de carácter no personal: me he visto con representantes empresariales, y lo apunto, pero también con sindicatos, que expresan su opinión sobre una regulación”, explica Coscubella a este diario.

“Negar que haya un lobby significa permitir el oscurantismo en su funcionamiento. Es dar espacio a la perversión de que haya intereses privados detrás de cada decisión”, añade. Aunque advierte: “Unlobbista por definición te informa de aquello que le interesa que tu conozcas, no de todo lo que hay”, como podría pasar a la hora de reunirse con un representante de la industria automovilística que necesite un nuevo Plan Pive.

El asunto no es ajeno a ningún diputado. Y posturas hay tantas como parlamentarios. En el Partido Socialista, Teresa Cunillera, diputada por Lleida, tiene muy claro que “lo malo no es que haya lobby. Lo malo es que un diputado no pueda, no sepa o no quiera explicar de dónde viene una iniciativa, quién se la ha comunicado”. En su caso, pocos días antes de reunirse con este diario había acogido a un grupo de alcaldes de Lleida, que insistían por una regulación de carácter local. “Si nos atenemos a la definición, han venido a hacer lobby. Pero ¿tendría que ficharles en un registro comolobbistas?”, se pregunta.

La creación de un registro de lobbistas acreditados en el Congreso -con carnét de lobbistas, como ahora tienen los periodistas- está sobre la mesa de la comisión que se reunirá, para debatir el tema, el próximo 12 de febrero. APRI, que presentará su propuesta, apuesta para que no solo exista, sino que sea de uso obligatorio.

Una fuente del Partido Popular, que prefiere que no se mencione su nombre, refleja su perplejidad al respecto. A pesar de no estar en contra de la regulación de los lobbies, nos los ve como algo concreto: “Cuando hay un asunto sobre el que legislar, solo hay grupos de presión de diferentes partes de la sociedad, desde las ONG hasta los empresarios”.

La realidad, admite también este miembro del PP, es que hay despachos y representantes de intereses corporativos que tienen clientes y que “quieren que el legislador reconozca su función para que tengan acceso a la Cámara, como la prensa, para hacer un seguimiento diario de lo que ocurre”. El diputado, que representa a la soberanía nacional, no puede verse presionado por “alguien que solo representa los intereses de su cliente”, añade. Razón por la cual concluye: “Un registro sí, pero bien planteado y desde luego no obligatorio”.

Hoy en día, los ciudadanos de a pie también pueden hacer lobby. Es la misma Presidenta de APRI quien admite que la Plataforma de Afectados por la Hipotecas (PAH) lo hizo a la perfección cuandopresionó por una ley hipotecaria: “Cumplió con las medidas de presión que la Constitución, a día de hoy, permite”.

Desde más arriba, como las empresas del Ibex, se suele preferir usar “otra línea telefónica”: “Se debería, a cambio, facilitar la igualdad de acceso a los poderes públicos”, esgrime Rotondo.

“He escuchado llamar a lobbistas a las Corinas, a los Urdangarin, a los Bárcenas… No tienen nada que ver”, concluye la presidenta de APRI. Y, mientras fuentes del Ejecutivo aseguran que se legislará al respecto antes del fin de esta legislatura, pronuncia un deseo: “Preparar una regulación del lobbyantes de que haya un escándalo que obligue a hacerlo”. Prevenir antes que curar.

Daniele Grasso

Redactor – Investigación en El Confidencial

 

 

 

@danielegrasso

 

Versión WEB

El Boletín.com. Martes 19 de marzo de 2013

ENTREVISTA A: MARÍA ROSA ROTONDO, PRESIDENTA DE LA PATRONAL DE ‘LOBBIES’ APRI

El ‘lobby’ se regula como consecuencia de escándalos de corrupción

“El fin último del lobby es hacer mejores leyes”; así de clara y categórica es María Rosa Rotondo, presidenta la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI), la que podría definirse como la patronal de los lobbies en España. Rotondo ha conversado con BOLETIN TV sobre la Ley de Transparencia que se está tramitando en el Congreso y que, entre otros aspectos, se ocupará de regular la actividad de estos grupos de influencia.
Rotondo explica que la APRI trata de dar voz al colectivo de los lobbies, de que esta profesión logre su justo reconocimiento y que se regule la actividad que desarrolla, como así sucede ya en 14 países y también en Bruselas, en la sede de los órganos de decisión comunitarios.
La presidenta de APRI, que compareció recientemente en el Congreso para ofrecer su análisis sobre el Proyecto de Ley de Transparencia, lamenta que esta legislación deje fuera al Poder Legislativo ya que sólo afectará al Ejecutivo. Para la también directora en España de Political Intelligence, es necesaria la creación de un registro de lobbistas y de un código de conducta de obligado cumplimiento.
Además hay que velar por el derecho de acceso a la información de cualquier ciudadano. Rotondo define la actividad del lobby como “la forma de ordenar la participación de la sociedad civil en el proceso de toma de decisiones y en la elaboración de la legislación”.
María Rosa Rotondo comparte la máxima de que el mejor antídoto contra la corrupción es la transparencia.

MIGUEL ALEZO

Diario Expansión. Domingo 18 de marzo de 2013

LA FUERTE PREOCUPACION SOCIAL POR LA CORRUPCION Y LA CRISIS SITUAN A LOS LOBBIES EN LA PRIMERA LINEA DEL DEBATE POLITICO  

La crisis económica y el descontento social alimentan el boom de los lobbies

Las inesperadas palabras del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su discurso en el Debate del Estado de la Nación, sobre la futura regulación de los lobbies en el ámbito parlamentario no ha sido más que la punta del iceberg de un movimiento que lleva años creciendo fuera de los focos mediáticos.

Los lobbies (también llamados grupos de interés) están de moda. La crisis económica ha provocado la intensificación de su actividad, pero también ha puesto de relieve el descontento de la sociedad ante la opacidad en la toma de decisiones políticas, donde este colectivo desempeña un papel muy relevante.

“Detrás de cada capítulo del gasto fiscal que se detalla en la partida de gastos de los presupuestos generales del Estado (38.000 millones de euros en 2012) y detrás de cada deducción o bonificación fiscal consignada en las cuentas públicas, hay uno o varios lobbies, con nombre y apellidos”, afirma Juan Francés, periodista y autor del libro ¡Que vienen los lobbies!*.

Y si es así, ¿por qué sabemos tan poco de ellos? Pues hay varios factores. “La percepción social es, por el momento, negativa, dado que se confunden con grupos de interés que desarrollan actividades opacas y dañinas para el interés general”, dice Manuel Villoria, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

También los expertos apuntan a la falta de regulación en España, así como al enorme peso de los factores culturales. En los países latinos en general está peor visto este tipo de práctica, frente a la normalidad y transparencia con que se desarrolla en los países anglosajones.

Un sector en auge

Lo cierto es que en España es un sector creciente. En el Registro de Transparencia de la Unión Europea, sólo hay inscritas en torno a 300 organizaciones españolas que practican esta actividad, sobre un total de más 5.500. Sin embargo, se habla ya de cerca de un millar de actores en nuestro país.

“La crisis ha exarcebado su actividad porque cuando había dinero para todos los proyectos, el grupo de interés no necesitaba dedicar tanta atención a convencer al poder de lo razonable de concederle un contrato público, por poner un ejemplo, pero ahora que la tarta ha encogido, ya no hay porciones para todos, y eso obliga a los lobbies a intensificar su actuación”, dice Francés.

Que vienen los lobbies

(*) ¡Que vienen los lobbies!, de la editorial Destino, sale a la venta el próximo 20 de marzo.

El boom de fichajes a expolíticos de grandes empresas y consultoras es otra prueba de esta tendencia. En Estados Unidos es una práctica muy habitual (incluso se ha acuñado el término revolving door movements). Parece lógico que una compañía se sienta atraída por antiguos altos cargos públicos con una agenda cargada de contactos.

Y, ¿quiénes son los protagonistas? “Los sectores más regulados son quienes necesitan mayor fluidez en sus relaciones con los poderes públicos”, indica Santos Ortega, director de Asuntos Públicos de MAS Consulting España.

Más allá de los bancos y de las grandes empresas de energía, muy activos en este campo en España, hay otros actores importantes que son menos evidentes, como las ONG. “El lobby no es más que la defensa de unos intereses concretos ante el poder establecido, y esos intereses pueden ser los particulares de un grupo empresarial, o los de una asociación de discapacitados”, añade Francés.

Consuelo López-Zuriaga, directora de Relaciones Institucionales en Intermón Oxfam, indica que el mayor interés de la sociedad civil en las actividades de lobby. “Su evolución obedece a un cambio en las relaciones entre la ciudadanía y los decisores políticos, dirigido a ganar espacios de diálogo y participación ciudadana en los procesos legislativos”, explica. Y añade: “En tiempos de desafección política y de ruptura entre ciudadanos y decisores políticos, es esencial reconstruir los cauces de participación y dialogo para regenerar nuestra democracia”.

López-Zuriaga señala que su organización ejerce esta actividad de diferente forma según el país y actúa en dos direcciones. Por un lado, con información hacia los poderes políticos gracias su conocimiento de determinados problemas: “Publicamos informes, recogemos testimonios, hacemos análisis cualitativos y cuantitativos que ofrecemos a las personas clave que participarán en el proceso de toma de decisiones”. Y, por otro, desarrollando campañas con un efecto multiplicador para “construir redes de presión e influencia que tengan incidencia sobre los procesos”.

En busca de la regulación

La directora de Comunicación del Foro Nuclear, Piluca Núñez, señala que las acciones de lobby “son una realidad que deben estar reguladas para que las partes involucradas conozcan las reglas del juego y las respeten. Con ella ganaríamos en transparencia y se fortalecería el derecho a la información”.

Lo cierto es que ésta es una demanda histórica. María Rosa Rotondo, presidenta de APRI (Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales), ha comparecido recientemente sobre este tema en la Comisión Constitucional del Congreso proyecto de ley de transparencia, acceso a la información y buen gobierno.

Según su opinión, es necesario desarrollar un registro, similar al europeo, con todas las organizaciones que ejercen esta actividad y que quieran inscribirse. También diseñar un código de conducta, así como establecer el derecho de acceso de los lobbies al Congreso para ejercer su labor y de información de los ciudadanos a estas actividades parlamentarias (para lo que es necesario que ésta sea pública).

En Bruselas, en 2008, la Comisión Europea abrió el Registro voluntario de intereses, que según consta en la página web del registro está abierto a todas las entidades que llevan a cabo “actividades que se realicen con el objetivo de influir en los procesos de elaboración de políticas y de toma de decisiones de las instituciones europeas”.

Modelo europeo

Aunque la propuesta del presidente Rajoy era fijar esta regulación en la Ley de Transparencia, que está en tramitación parlamentaria, previsiblemente se desarrolle antes en el nuevo Reglamento del Congreso (de momento, solo afectará a este ámbito, aunque la mayoría de las iniciativas legislativas las protagoniza el Gobierno). De hecho, a finales de febrero se acordó (solo con dos votos en contra) en el pleno una Resolución sobre Regeneración democrática y transparencia, donde se insta al estudio de “medidas oportunas a adoptar para regular las organizaciones de intereses o lobbies, con medidas que clarifiquen cuáles pueden ser sus actividades y cuáles deben ser sus límites”.

Desde la Secretaría de Estado de Relaciones con la Cortes, dependiente del Ministerio de Presidencia, confirman que la futura regulación seguramente siga el modelo europeo y que previsiblemente estará para finales de este año o el que viene.

Paradójicamente, el sector de los lobbies no ha logrado influir a los poderes públicos para acelerar su normativa. Habrá todavía que esperar unos meses para ver si se arroja algo de luz sobre este colectivo.

MARIA G. MAYO

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Diario El País. Lunes 11 de marzo de 2013

De transparencia y de opacidad

La Ley de Transparencia se invoca como si fuera el remedio a todos los males de la política

Estamos saturados de invocaciones a la Ley de Transparencia como si en ella residiera el remedio instantáneo a todos los males de la política de nuestros días. Se diría que la ley resolverá de modo automático los abusos que degeneran y corrompen nuestro sistema y que han convertido a la clase política en la tercera preocupación de la ciudadanía, según las últimas encuestas disponibles del Centro de Investigaciones Sociológicas. Pero las leyes, por sí mismas, carecen de esa virtualidad. Es como cuando María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, dice que hay asuntos que hoy están judicializados y que se alegra mucho de que lo estén. Pero la cuestión a dilucidar es si el PP está facilitando la tarea de los jueces o por el contrario la obstaculiza en espera de que venza el plazo del actual instructor o caduque alguna norma y puedan salir todos indemnes como cuando el caso Naseiro.

Nuestra alegría también es grande por el proyecto de Ley de Transparencia que, según nos han repetido hasta la saciedad, ha sido iniciativa de este Gobierno en contraste con los anteriores. Iniciativa que, en forma de proyecto, llegó al Congreso, cuya Mesa acordó el 4 de septiembre pasado encomendar su aprobación con competencia legislativa plena a la Comisión Constitucional. Desde entonces hasta hoy se han encadenado 20 ampliaciones sucesivas, 20, del plazo para la presentación de enmiendas y se ha procedido a fijar una lista de ocho comparecencias, que se iniciaron en la sesión del 23 de enero y se concluyeron en la del 12 de febrero. En la lista figuraban el presidente del Tribunal de Cuentas, el director de la Agencia Española de Protección de Datos, dos representantes de Transparencia Internacional España, dos profesores de Derecho Administrativo, un profesor de derecho a la Información y la presidenta de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI). Esta última compareciente presenta el interés de su novedad porque APRI fue constituida en diciembre de 2007 y porque en su intervención dejó constancia de que representaba a los lobbistas profesionales, cuyo código de conducta, según texto facilitado, ya quisiera para sí la Cruz Roja o la ONG más desinteresada.

Declara la exposición de motivos de la Ley de Transparencia que tiene un triple alcance: incrementa y refuerza la transparencia en la actividad pública —que se articula a través de obligaciones de publicidad activa para todas las Administraciones y entidades públicas—, reconoce y garantiza el acceso a la información —regulado como un derecho de amplio ámbito subjetivo y objetivo— y establece las obligaciones de buen gobierno que deben cumplir los responsables públicos, así como las consecuencias jurídicas derivadas de su incumplimiento. Pero hete aquí que donde se ha considerado conveniente citar a los lobbistas, de cuya afinidad con las prevaricaciones y los abusos sería temerario dudar, se ha tenido buen cuidado en excluir a los periodistas y medios de comunicación, que trabajan en la dirección contraria para denunciarlos.

El tantas veces aquí mencionado proyecto de Ley de Transparencia constituye la obsesión dominante de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Así lo probaría un somero estudio sobre sus respuestas en la rueda de prensa de los viernes después del Consejo de Ministros, porque casi en un 30% de las mismas se incorpora una referencia al citado proyecto, seguida, o precedida, de otra dedicada al famoso informe encomendado al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales sobre la regeneración democrática. Claro que estos botes de humo y otros ingeniosos señuelos lanzados para despistar a los periodistas y favorecer la salida por la escalera de incendios forman parte del conocido método Ollendorf y de la dialéctica del “manzanas traigo”.

Sin embargo, la necesidad más acuciante e inaplazable no es la transparencia sino la opacidad. Porque se sabe que los miembros de la Junta Directiva Nacional del Partido Popular, en las reuniones de los lunes en la sede de Génova, se abstienen de hacer uso de la palabra. Todos temen que sus palabras puedan trascender, que se instrumentalicen en perjuicio del partido y que acaben dando idea de divisiones internas, cuyo coste quieren evitar. Es decir, que está instalada la desconfianza hacia los compañeros presentes, únicos que podrían protagonizar las filtraciones. El panóptico de Jeremy Bentham ya demostró que la transparencia absoluta es invivible. Cuando rescataron al que se ahogaba en una tinaja de perfume salió gritando ¡mierda! y ahora el grito del innombrable que se ahoga en la transparencia, coreado por los amedrentados en el silencio, es ¡opacidad! Qué ejemplo a seguir el del Cónclave y su jaula de Faraday.

MIGUEL ÁNGEL AGUILAR

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