Desde la entrada de España en la Unión Europea y a raíz de los posteriores tratados que han avanzado en la integración europea, Bruselas se ha convertido en la principal fuente de regulación para las empresas españolas. Dependiendo del sector que se trate y del reparto de competencias, hacer lobby en Europa pasa a ser más necesario aún que a nivel nacional.
En la Unión Europea, al igual que en España, los lobbies buscan “influir en los procesos de elaboración de políticas” en sus instituciones. Bruselas es la sede oficiosa de las principales instituciones europeas: Parlamento, Comisión y Consejo Europeo. También tienen sede allí otras instituciones importantes para el mundo empresarial como es el Comité Económico y Social Europeo (CESE).
Además de esto, los países de la UE tienen en Bruselas una representación permanente dirigida por el Embajador- Representante Permanente de cada país ante la UE.
Para ejercer correctamente el lobby, debemos ser conscientes del proceso legislativo europeo, que es muy diferente al español y de los diferentes actores que actúan en cada paso y la influencia que ejerce cada uno de ellos.
En Europa también está representado el sector empresarial a través de las confederaciones empresariales, Cámaras de comercio, asociaciones sectoriales y diversas empresas.
La Comisión Europea y el Parlamento Europeo pusieron en marcha en 2011 un registro de transparencia que pretende cumplir con el compromiso de transparencia en las relaciones con grupos de interés. En el cierre del año pasado, contaba con casi 12 000 registrados (más del doble que en 2012) repartidos en 6 grandes grupos:
Del total de registrados, España se sitúa en 2022 en 5ª posición tras Bélgica por el efecto sede, Alemania, Francia, Reino Unido (el informe se realizó antes de que el Brexit fuese efectivo), por delante de Italia.
La inscripción en el registro da acceso a una serie de ventajas, tanto en el Parlamento como en la Comisión. Entre otras:
- El acceso de larga duración al Parlamento
- Intervenir como oradores en audiencias públicas
- Suscribirse a las notificaciones sobre actividades legislativas
- Reuniones con miembros de la Comisión, de los gabinetes y directores generales
- Ser nombrado parte de un grupo de expertos.
El registro de transparencia ha resultado ser un ejemplo de éxito que ha sido replicado por otras instituciones tanto nacionales como regionales.
A modo de conclusión, la forma en la que se hace el lobby y los principios que rigen el comportamiento de los profesionales de las relaciones institucionales a nivel europeo no difiere demasiado. Sin embargo, sí que debemos ser conscientes de que la mayor parte de las leyes que nos afectan hoy en día vienen de la Unión Europea y también debemos ser conscientes de cómo podemos influir en ellas. Para eso es necesario conocer el entramado institucional y el proceso legislativo.
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