Angela Medrano, Communication & Marketing Manager de Gestión de Activos Turísticos y socia de APRI
En tiempos de pandemia y cuando el distanciamiento social es más familiar en nuestras vidas que nuestra propia familia, estoy segura de que muchos de nosotros nos encontramos en un proceso de revisión personal y profesional.
Uno de esos cuentos sufís que tanto gustan a los autores de la denostada literatura de autoayuda tiene una bonita versión del “depende”: …buena suerte, mala suerte pues…depende, a veces las crisis tienen estas bromas, nos obligan, a su manera, a replantearnos modos, palabras y vidas.
Yo espero, deseo, que todo esto nos sirva a una gran mayoría para darle más valor a todo aquello a lo que tan difícil es ponerle precio. Y hoy quizás sea más patente que nunca aquello de que la vida no siempre te trae lo que quieres, pero siempre, en su mágico devenir, te regala justo lo que necesitas. Aprendizaje. Para mí está siendo aprendizaje y agradecimiento que en mi afán proactivo, convierto en intenciones y yendo más allá, en acciones.
¿Por qué APRI?
– Frente a mi cotidianidad digital y para sentirme completa como ser humano, necesito el contacto con las personas y sentirme parte de una comunidad que comparte gustos, profesión y códigos, y sabernos todos juntos parte de algo importante para hacer frente a cosas importantes.
– Frente a la impostura y la abundancia de las fake news necesito poner identidad y sello a las palabras, autoría, auditoría y autoridad. Prestigio. Confianza.
– Frente a las prisas, a la “potestas” de lo inmediato y urgente frente a lo importante, necesito el espacio, el tiempo y la compañía para la reflexión y la altura de miras.
– Frente al insulto, la soflama de la víscera, el grito o la provocación, necesito la calma de la palabra inteligente, el pensamiento leído y las buenas formas que además de serenidad transmiten con acierto lo mejor de nuestra humanidad.
– Frente al individualismo exacerbado, alimentado por la búsqueda de una falsa seguridad y autoestima, quiero sentirme parte de un grupo de personas que trabajan por el bienestar e interés común y que ponen lo mejor de sí mismas en ese objetivo.
Somos seres sociales. Nuestra sociedad necesita de herramientas y plataformas que nos ayuden a progresar en los mejores términos. Creo que APRI y la gente que forma parte de la asociación son una palanca que aporta a ese fin. A humanizar estos tiempos difíciles fomentando relaciones sanas basadas en la confianza y el respeto, siendo facilitadores, comunicadores abiertos que conectan intereses lícitos, exploradores, buscadores de respuestas y soluciones de interés general, concitadores de la colaboración entre ciudadanos, empresas e instituciones en el adecuado marco ético y estético. Profesionales de las relaciones institucionales con mucho por hacer y por decir. Yo quiero ser parte de esa ola y llegar al top de mi personal pirámide de Maslow.
Mis razones para formar parte de APRI