Carlos Parry Lafont,  Senior Manager de Public Affairs en la Federación Europea de Asociaciones e Industrias Farmacéuticas (EFPIA) y socio de APRI

Dejarme que aproveche esta oportunidad que me ofrece APRI para compartir unas reflexiones sobre la importancia de nuestra profesión y sobre como con nuestro trabajo podemos jugar un papel importante en la construcción de una sociedad mejor.

Seguramente con este artículo corro el riesgo de decir cosas que ya sabéis, pero me vais a permitir que incida en ellas porque a veces es bueno recordar cual es el valor añadido que aportamos desde nuestra profesión a las empresas u organizaciones en las que trabajamos y a la sociedad en general.

Cada uno de nosotros tiene una experiencia muy distinta, unos tienen mas experiencia en el sector público, otro más en el sector privado, y algunos en ambos, pero todos tenemos un denominador común somos capaces de entender y analizar el contexto social, económico y político en el que operamos y las distintas posiciones del ecosistema del que formamos parte.

Conocer y ser capaz de entender el contexto en el que operamos es básico para cualquier empresa u organización que quiera tener éxito en la sociedad del Siglo XXI. Un buen plan estratégico tiene que estar adaptado a la realidad de la sociedad en la que va a ser implementado.

Porque han cambiado los objetivos de las empresas, el objetivo de una empresa ya no es solo tener beneficios económicos, sino que también asumen la responsabilidad de ser agentes transformadores de la sociedad de la que forman parten. Y este cambio en el paradigma de la misión de una empresa lo cambia todo y hace fundamental que cuenten con expertos que conozcan bien el contexto en el que operan.

Las empresas tienen un propósito claro para transformar y mejorar la sociedad y nosotros somos una pieza imprescindible para cumplir los propósitos de las organizaciones en las que desarrollamos nuestro trabajo.

Nuestra responsabilidad como expertos en relaciones institucionales, no es solo saber hacer alianzas o comunicar las posiciones de nuestras empresas, sino ayudar a que nuestras empresas sean capaces de interpretar el entorno para que puedan ser verdaderas lideres de la transformación social.

Y la clave en nuestro trabajo es la empatía. Porque no es solo importante saber que queremos comunicar sino también saber escuchar lo que el otro quiere decir. Es vital que sepamos anticipar que espera la otra parte de nosotros para no convertir la discusión en un diálogo imposible.

Nuestra función es estratégica y tiene un impacto directo en los resultados de nuestras empresas. Sin un buen análisis de la situación y un plan de relacionamiento estratégico no hay plan estratégico que funcione.

Además de saber escuchar, también forma parte de nuestra responsabilidad la capacidad de establecer alianzas, en especial con el sector publico.

Desgraciadamente no siempre todo el mundo entiende la necesidad de la colaboración publico-privada, pero si queremos que nuestras empresas sean agentes del cambio social es fundamental que el sector público entienda que el camino del éxito es la colaboración publico-privada.

Que cada uno dentro de su área asuma su responsabilidad, no se trata de competir entre nosotros se trata de sumar esfuerzos para lograr que nuestras sociedades avancen y mejoren.

En nuestra historia, las grandes transformaciones sociales solo se han conseguido cuando todos hemos remado en la misma dirección. En 1992, no se hubiera conseguido organizar unos Juegos Olímpicos como los de Barcelona si la sociedad civil y las administraciones publicas no hubieran trabajado de la mano.

Pero no hace falta irse tan lejos, recientemente estamos viviendo otro claro ejemplo: el logro de las vacunas contra COVID19.

Este es uno de los mejores ejemplos de la importancia de esta colaboración publico-privada. En menos de doce meses se ha conseguido poner a disposición de los ciudadanos tres vacunas en Europa. El proceso se ha acortado de los diez-quince anos que normalmente se tarda en tener una innovación terapéutica a tan solo doce meses. Y este logro no ha sido casualidad.

Sigamos defendiendo el valor añadido que aportamos a nuestras empresas, y la necesidad de seguir transformando las sociedades en las que operamos, desde la colaboración publico-privada. No hay otro camino para construir un mundo más igualitario y justo.