El miércoles 10 de junio, los miembros de APRI Salud se reunieron con Antonio Ciardo, socio de APRI y presidente de la OCOE (Organización Colegial de Osteópatas de España), organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo actual es la regulación de la osteopatía como práctica profesional en España. Cirado, además de osteópata, es jefe de estudios del Grupo Thuban y coordinador y profesor del Master en Osteopatía y Evidencia Científica de la Escuela Superior de Osteopatía del Grupo Thuban acreditado por la Universidad Europea del Atlántico.
Durante el coloquio, Antonio aclaró qué es y qué no es la osteopatía, y habló sobre su situación a nivel formativo y legislativo en España. Según Ciardo, actualmente, la osteopatía se considera como actividad parasanitaria y no cuenta con ninguna normativa clara sobre su práctica profesional en el país. En cambio, la Unión Europea cuenta con la norma 16686/2015, que regula la práctica osteópata como prestación sanitaria. La normativa define la actividad y regula aspectos como su formación, los estándares sanitarios y éticos, la seguridad del paciente, los tratamientos, etc. A raíz de esta normativa, numerosos Estados miembros redactaron su propia normativa, entre los que se encuentran Reino Unido, Portugal y Francia. Por lo tanto, Antonio resaltó que ya existen varias normativas a nivel europeo de las que tomar ejemplo y, no habría que desarrollar la legislación desde cero en España. Ciardo también recalcó que si existiese una normativa española, estaría definido claramente el perfil profesional del osteópata, inclusive su formación profesional y código deontológico, y añadió que actualmente, al carecer de una legislación, «cualquiera» puede ser osteópata con una formación de un curso de unos seis meses. Esto conlleva un peligro a la profesión y al paciente y conduce a confusión a la sociedad cuando se habla de osteopatía.
Una normativa similar a la europea pondría al paciente en valor, asegurándole un tratamiento osteópata de calidad cuando necesite acudir a él. En palabras del ponente, no hay que olvidar utilizar el término «persona» como sinónimo de «paciente» y ser empático y compasivo. Asimismo, como profesional, debe aportarle valor y saber cuándo derivar si se requiere otra tratamiento sustitutivo o complementario, pero evitar que ambos se repitan.
Otro argumento para la legislación, según Antonio Cirado sería el aspecto económico. Un buen tratamiento osteópata, en los casos idóneos, sería preventivo ante posteriores complicaciones en el paciente y, por ejemplo, quitaría saturación a los centros hospitalarios y a otros especialistas sanitarios. Asimismo, subrayó que la experiencia de los osteópatas ha demostrado que un buen tratamiento, además de ser curativo y complementario, también puede ser paliativo. La evidencia científica muestra que los tratamientos osteopáticos son idóneos en numerosos casos.
Por otro lado, Antonio recordó la dificultad que existe para acceder a las administraciones públicas para hablar sobre osteopatía. Buscar su regulación es una tarea ardua y llena de escepticismo de otros sanitarios y de la población en general.
En definitiva, la osteopatía es una terapia manual, que pone especial atención al contacto físico con la persona y que, llevada a cabo por un profesional, aporta valor a la salud física y emocional del paciente. Por ello, la Organización Colegial de Osteópatas de España persigue que haya una regulación en España y que la ponga en valor como actividad sanitaria. En palabras del ponente, «hay espacio de reconocimiento para todos los profesionales sanitarios».